Aunque Liuba María Hevia ofreció conciertos en las ciudades de Buenos Aires y Chascomús su presencia en la Argentina se debe a un asunto no tan distante de la música aunque lo suficientemente independiente como para que se le preste atención: realiza un documental sobre una de esas voces singulares de Latinoamérica.
Quien se dio a conocer en la Isla por un cuidadoso trabajo musical desde el Movimiento de la Nueva Trova a principios de los noventa es hoy una mujer madura con sólida obra musical que extiende los límites de su curiosidad e influencia.
De hecho, acaba de realizar en La Habana el V Encuentro de Mujeres Creadoras que lleva por nombre Ángel y Habanera. Ese evento forma parte de lo que ella denomina “Alma creadora”, una apuesta para enaltecer la música y, de manera especial, a las mujeres que la han honrado.
Ella misma define su proyecto como “una defensa de la mujer creadora” al cual sumará el resultado de sus pesquisas por el Río La Plata. Porque durante esta visita dijo haber estado entrevistando a quienes fueron amigos o estuvieron cerca de la cantante venezolana Cecilia Todd, intérprete que vivió en Buenos Aires una parte de los setenta y con quien grabó en 2015, en La Habana, un disco de treinta canciones que lleva por título Hay quien precisa.
Tres años fundamentales vivió Todd en Argentina. Aquí no solo compartió con grandes como Mercedes Sosa o los músicos del grupo Buenos Aires 8, sino también que dio a conocer sus primeros temas. Ese material discográfico lleva su nombre por título, fue editado en 1974 y contiene algunas de las canciones más conocido en su voz, como “Canto de ordeño” o “Pajarillo verde”, interpretado por Liuba en el disco que grabaron juntas.
Sobre su empeño en divulgar la obra de determinas artistas a través del audiovisual tuvimos noticias hace dos años. Entonces se estrenó en La Habana un documental sobre ese ícono cubano de la canción infantil y trovadoresca en sentido general que fue Teresita Fernández, fallecida en noviembre de 2013.
Liuba fue amiga y aprendió tanto de Teresita que algo de ella podría hallarse en su obra. Esa relación se hace evidente en uno de esos buenos discos dedicados a los niños, tal vez el mejor homenaje que la trovadora le rindiera en 2012. Conformado por 16 canciones Liuba canta a Teresita es una obra memorable.
Tal cual hizo por la autora de “Lo feo”, con el documental sobre Todd, Liuba pretende difundir un poco más la obra e historia personal de quien es una fina folclorista de la canción venezolana.
Cecilia Todd nació en 1951 en Caracas, ciudad donde vive contra viento y marea, aunque la vida le ha llevado hasta países como Argentina, Cuba, México y España, exactamente la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, su hogar en los noventa.
Dedicado a Todd estuvo el primero de estos conciertos de Liuba María Hevia en Buenos Aires. Y como era de esperar realizó un repaso por los principales hitos de su obra. Desde “Tu amor es el canto mío” y “Luna del 64” hasta su “Con los hilos de la luna”. En determinado momento le acompañaron la intérprete Paula Ferré y el guitarrista Félix Robledo, ambos argentinos.
En su presentación hizo guiños o mencionó a artistas influyentes en su carrera como Silvio Rodríguez, Juan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Rubén Blades o Santiago Feliú. El concierto sucedió la noche del sábado 18 de enero en El Cubo, un teatro ubicado en la zona de El Abasto, a un paso del 735 de la calle Juan Jaures donde queda la casa que fuera de Carlos Gardel, sección de la ciudad por ende donde el tango se mantiene tal vez más vivo que en ninguna otra parte.
Durante la presentación de poco más de una hora y ante un público sentimentalmente ligado a una Cuba de canciones patrióticas, ratificó ella lo que dijo no más aparecer en el escenario: que adora a la Argentina.
No era una simple frase de cortesía. Basta con haberla escuchado alguna vez para evidenciar que existe en ella un vínculo especial. La asimilación de ciertos aspectos de la cultura de acá se exterioriza cuando interpreta cualquier cosa, pero más cuando se trata de un tango.
Entonces resuena en su garganta el acento especial de las milongas y desde el público la gente premia esa empatía y sentimiento con gritos como ese “¡Muy bien!” que soltó alguien cuando casi al final del concierto optaba por regalarles “El 45”.
Te acordás, hermana, qué tiempos aquellos…
Tenías quince años, lo mismo que yo.
Ese tema lo compuso otra cantautora imprescindible en estas tierras. De hecho, en 2017 la cubana grabó los temas infantiles que de la gran cantautora argentina parecen apasionarle. Ese otro disco se conoce hoy como Liuba canta a María Elena Wash.
Pero su deuda con Argentina no se circunscribe a esto. Cinco años antes de emprender la grabación de los temas de Walsh había grabado una selección de dieciséis tangos.
“El último café”, “Malena” o “Cambalache” integran su Naranjo en flor, material de interpretación exquisita de un género que distingue a Buenos Aires como ninguna otra melodía, pues refleja una manera de ser, un sentimiento crecido entre el asfalto y los arrabales, entre los golpes de la historia y los de la vida cotidiana.
El concierto de Liuba María Hevia este enero de 2020 no pudo haber ocurrido en mejor ubicación. Quizá sea ella la más porteña de todas las intérpretes cubanas, y la que también lleva el son de los campos cubanos posibilitó una noche de verano donde los ritmos de naciones tan distantes se juntaron otra vez como si fuera lo mismo.