Todos quieren tocarla

“La semana que viene a lo mejor viene Lady Gaga” —dice una estudiante de preuniversitario en el Parque Central. Está hablando de lo que habla mucha gente por estos días en La Habana: de la visita de Rihanna.

La estudiante y sus dos amigas la vieron el otro día, en Centro Habana. Eran parte de la multitud que saludó a la estrella barbadense, en una de las sesiones fotográficas.

—¡Qué linda es! —dice una de las amigas—. Yo creo que es más linda que Beyoncé.

—¡Es linda, pero Beyonce es más linda! —replica la tercera.

No se ponen de acuerdo. Ellas también vieron a Beyoncé, cuando la actriz y cantante vino a La Habana hace dos años. Hicieron guardia frente al hotel Saratoga, hasta que la diva saludó a sus admiradores.

Rihanna no ha sido menos. Ha llegado incluso a romper el cordón de seguridad para mezclarse con la gente.

—Niña, de verdad que la toqué. Fue un momentico nada más, pero la toqué —jura y perjura la adolescente, ante la cara escéptica de su amiga.

Que una adolescente habanera exhiba como un gran trofeo haber tocado a una cantante de fama mundial es una muestra (otra) de la gran influencia de la cultura de masas en nuestro contexto. Un triunfo de la globalización.

¡Y que todavía haya personas fuera de Cuba que piensan que aquí estamos encallados en el realismo socialista, con las ventanas cerradas a lo que viene de afuera!

Las más rutilantes estrellas del mundo pop tienen aquí tantos seguidores como en cualquier país de América Latina.

Para bien y para mal, digo yo.

Y no porque crea que una cantante de rhythm and blues pueda conquistarnos y despojarnos de nuestra identidad (como le escuché decir con toda la seriedad del mundo a alguien, muy reputado en ciertos círculos), sino por la vocación francamente reduccionista de algunas de estas aficiones.

O sea, para algunos, el gran arte se reduce a un puñado de cantantes y actores de los grandes estudios (con mayores o menores talentos), referentes universales de la farándula.

Pero me voy por las ramas, como siempre. Estábamos hablando de Rihanna.

Rihanna en Cuba. Foto: Rihanna Daily / Facebook
Rihanna en Cuba. Foto: Rihanna Daily / Facebook

Una amiga periodista, curiosamente, coincidía con la estudiante del primer párrafo. Cree que más temprano que tarde las grandes figuras de la música pop estadounidense estarán ofreciendo conciertos en La Habana.

“No te asombres si antes de que acabe el año, Madonna se presenta en el Karl Marx”.

Yo sí me asombraría. Claro que me asombraría. No digo que Madonna no pueda venir a Cuba (si es que no ha venido ya, de incógnito); lo que sería extrañísimo es que decidiera (o decidieran con ella) ofrecer un concierto aquí.

Madonna no ofrecería un concierto aquí por la misma razón por la que no lo ha ofrecido en Tegucigalpa. Esta no es una plaza prometedora para sus finanzas.

A no ser que Cuba se convierta en tendencia para los artistas y empresarios del gran espectáculo. Sería la felicidad de mi amiga, de las tres estudiantes y de cientos de miles más.

Rihanna, Beyoncé, Lady Gaga, Madonna, Cristina Aguilera, Cher e incluso algunas figuras de menor categoría, llenarían la Plaza de la Revolución en un abrir y cerrar de ojos.

Pero les digo, eso es improbable. Seguirán viniendo, cada vez vendrán más. Pero a caminar por las calles, a comer en los paladares, a bañarse en las playas, a grabar videos clips y hacer sesiones fotográficas en las calles abigarradas y casi en ruinas, a subirse en los almendrones, que todo eso vende: la onda retro y el destino exótico…

Pero giras mundiales, megaconciertos, lanzamientos multimediales… permítanme dudarlo. Todavía es muy temprano para soñar con alfombras rojas, me parece.

Las grandes mayorías casi han pasado por alto una visita tan o más importante que la de la mismísima Rihanna. La de su fotógrafa, Annie Leibovitz. Bueno, es que las grandes mayorías apenas conocen la estatura artística de Annie Leibovitz.

Rihanna durante una sesión de fotos en Cuba. En la foto aparece Annie Leibovitz. Foto: Rihanna Daily / Facebook
Rihanna durante una sesión de fotos en Cuba. En la foto aparece Annie Leibovitz. Foto: Rihanna Daily / Facebook

Aquí la estrella más brillante es ella, con perdón de Rihanna, que canta muy bonito y me cae muy bien.

Pero Leibovitz puede tranquilamente caminar por Obispo y San Rafael sin crear alboroto. Si no viene con toda la parafernalia, todo el mundo pensará que es una turista más.

A lo mejor Rihanna, sin parafernalia, también confunde. Puede que hasta pase inadvertida.

Todavía recuerdo la visita, hace muchos años, de Leonardo di Caprio. Lo vimos una amiga y yo en una esquina del Hotel Nacional y mi amiga dijo: “Mira como se parece ese hombre a Leonardo di Caprio. Si no estuviera tan gordo juraría que es él”.

Aunque pensándolo bien, a Rihanna, con los aires que soplan, nadie la va a confundir con alguna muchachita linda del Cerro o Centro Habana.

Prepárense, habrá más, esto ahora solo es el comienzo…

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