Salgo a la calle temprano.
Camino por 23.
Tomo por Línea después.
El Vedado en primer plano.
Intento reír (en vano).
Hoy no levanto cabeza.
Abulia. Ansiedad. Tibieza.
Ronda de ojos cabizbajos.
No logro encontrar atajos
para huir de la tristeza.
Debo ser yo. Mi yo-mismo.
Cualquiera tiene un mal día.
Me falta algo de energía.
Siento cierto nerviosismo.
Debo esquivar el abismo.
Recuperar la ilusión.
Debo vencer la inacción,
Olvidar el sobresueldo.
Total: la vida es un sueldo
y los sueldos sueldos son.
Lo de “¿cómo está la cosa?”,
“¿cómo está la situación?”
Pasó de simple expresión
a pregunta “peligrosa”.
“¿La Cosa?” (Con voz nerviosa)
“¿La situación?” (Voz cansada)
Prefiero no decir nada.
No dar respuesta molesta
Aunque sé que la respuesta
se me nota en la mirada.
Nunca me ha gustado
hacer
leña del árbol caído.
Pero en todo el recorrido
la mente me empezó a arder.
Estoy viendo desde ayer
a gente poco risueña.
Y aunque no hallo una halagüeña
palabra que acabe en “-árbol”).
No hay que hacer leña del árbol:
Ya el árbol viene hecho leña.
COMBUSTIBLE
Observo a solas La Habana
(la posible y la imposible):
Hay colas de combustible
que dan vuelta a la manzana.
Mi lengua no tiene gana
de hablar. Solo observo. Miro.
Un Lada suelta un suspiro.
Un Moscovich un bostezo.
Un almendrón dice “peso”.
Y un peatón: “yo me piro”
EL YOGUR
Hoy mi nuera fue a comprar
un pomo de yogur. Uno.
Yogur para el desayuno
de mi nieta en el hogar.
Llegó al mostrador de un bar
(no diré barrio ni zona)
y la muchacha simplona
que tenía que atenderla
le dijo casi sin verla:
—Solo un vaso por persona.
—Quiero un pomo, repitió.
—¿No me escuchaste? —¿Perdona!
—Solo un vaso por persona,
la muchacha confirmó.
—Estamos solo él y yo.
—¿Qué importa eso? No claudica
la vendedora y le explica
como quien plancha dobleces:
—Haz la cola varias veces
y llenas el pomo, chica.
Y con gesto de tribuno
colocó la compañera
cuatro vasos en hilera
y los llenó, uno por uno.
Mi nuera piensa: “oportuno,
rellenarlo no me pesa”.
Agarra un vaso y empieza,
hasta que oye en Do mayor:
—Pero no en el mostrador.
Debe ser en una mesa.
Vacío está el mostrador,
Pero tiene que hacer caso.
—En la mesa, vaso a vaso.
Y sin quejas, por favor.
Marca detrás del señor.
Se aguanta su lengua suelta.
Luce incluso desenvuelta.
Comienza a verlo normal.
Surrealista tropical.
Yogurismo de Ida y vuelta.
EL HOTEL
Ha regresado el cartel
del hotel Habana Libre.
Qué bueno que se equilibre
la fachada del hotel.
Me alegro. Juega un papel
visual, anima el ambiente.
Sin cartel es diferente.
Sin cartel es menos alto.
Aplaude, serio, el asfalto.
Sonríe, por fin, la gente.
EL BARCO
“Viene el barco” “Se rompió”.
“Viene otro barco”. “Está roto”.
“¿Un crucero?” “Hazle una foto”
“Que no es un crucero, no”.
“Viene otro barco”. “¿Llegó?”
La isla es un gran ojo abierto.
Hablan. “Es cierto”. “No es cierto”.
Ojos que cruzan el charco.
Todos esperando un barco,
cualquier barco, en cualquier puerto.
LAS BICIS
¿Recuerda Madagascar
el filme de los 90?
¿Las bicis chinas? (No mienta:
Nadie las puede olvidar).
Si aquí sigue el no-viajar,
el no-transporte veloz.
¿Las bicicletas? (¡Por Dios!)
Esas regresan (iguales)
con Flying Pigeon, Morales,
Forever Bycicle (dos).
GASOLINA Y DOMINÓ
Hoy me han dicho en una esquina
que en Villa Clara hay excesos:
De 500 a 1000 pesos
el litro de gasolina.
“¿Será verdad?” “¡Imagina!”
Y en La Habana (¿carambola?)
hay una cola, una sola,
tan larga que se formó
un juego de dominó
mientras “avanza” la cola.
Doble seis. Seis dos. El tres.
Por el tres el cuatro. El siete.
Por el siete, el uno. Mete.
Vuelve el seis. Uno otra vez.
Todos hablan a la vez.
Más de pronto alguien gritó:
—Asere, un barco llegó
Cargado de gasolina!
¡Venden turnos en la esquina!
Y se acabo el dominó.
ADIÓS, HARRY
Y ya para rematar
murió Harry Belafonte
y a una muchacha de Monte
le tuve yo que contar
quién fue esta súper-star
de la lucha y la canción.
Más tarde en televisión
Hubo póstumo homenaje.
Excelente reportaje.
Merecida la ovación.
En fin, muy rara semana.
Como rara es esta crónica.
Un collage: figura icónica
del collage que es nuestra Habana.
Yo sigo de mala gana.
Sin ninguna inspiración.
Más venceré la inacción
Ya verán que todo pasa.
En cuanto llegue a mi casa
me voy a bailar un ron.
Te dejo mi comentario que jamás hago a nada ni a nadie, pero amor, tienes un don para describir nuestra tristeza con esa sutileza…