Ya casi estaba en el párrafo final de mi Editorial de agosto, en el cual relataba mi encuentro con Tamara, una cubana color miel y pelo rizo que obedeciendo al corazón una día cualquiera, hace 11 años, despertó en Roma y aún no encuentra su boleto de regreso, cuando nuestra directora editorial me recordó sutilmente que la edición de OnCuba de agosto estaba dedicada al mar.
Pospongo tu historia, Tamara —ella nos lee—, y enseguida, sin la más mínima resistencia abordo la máquina del tiempo y me transporto a un pasado mojado de azul donde la perfumada brisa del mar me servía de remedio orgánico para aliviar mis ataques de asma, y las olas decoraban de espuma mis sueños de niño. Una niñez de ininterrumpida perfección. Éramos diminutos cuerpecitos, casi anfibios, a quienes solo una amenaza de penitencia nos obligaba a pisar tierra.
Agosto para mí era sinónimo de playa. El mes en que toda mi familia venía de La Habana a pasar las vacaciones de verano y sin penas o complejos depositaban sus cuerpos en la arena fina y luego, pintados de blanco, la desechaban con un chapuzón. En inolvidables ocasiones, pasábamos la noche bajo la luna con guitarras y maracas en mano al ritmo de un son o un bolero. Recuerdos que aún afinan los arrítmicos momentos que en ocasiones me perturban, como el día aquel en el que mi madre decidió que cruzáramos el mar para emigrar, interrumpiendo temporalmente aquellos melódicos boleros que solíamos cantar al compás de las olas.
Han pasado muchos años desde aquella devoción por el mar que provocaba la emigración masiva de mi familia a Varadero, aquellos calurosos y húmedos veranos de agosto que colmaban la playa de turistas extranjeros y nacionales; a pesar de que ya no rompo olas con la misma frecuencia de antes, el mar me sigue siendo indispensable; su aire puro y sano me extirpó para siempre aquellos insoportables ataques de asma.
Vale la pena decir que esta edición de OnCuba dedicada al mar me tomó por sorpresa. Tamara se quedó sin su nota —en esta ocasión—, pero estoy seguro que ella también agradece haber nacido en un pedazo de tierra atrapada por las tibias aguas del mar Caribe, con un clima perfecto y posición geográfica privilegiada, como si el mismo Zeus nos hubiera ubicado como último regalo, gesto que resulta imposible dejar que pase inadvertido.
precioso sencillamente precioso!! me dejo el alma llena de nostalgia..
Hugo, eres periodista y poeta, muy conmovedor tu articulo, me gusta como dejas que otras personas vean a través de ti la majestuosidad de nuestra bella Isla, me gusta tu trabajo, no pierdas su esencia.
Hola ,sabes no soy Cubana ,pero si religiosa ,no se pero ahy un guarare entre YEMAYA Y TU……….excelente,saludos desde ARUBA para el mundo ,take care …bye….
Bellas Palabras,con que sentimiento y exactitud describes nuestra Patria,Gracias por hacerme sentir de nuevo esa brisa en mi rostro…
Gracias por haberme trasladado a mi infancia en la lejana pero no olvidada Santa Maria del Mar en mi preciosa Habana en los anos 50 y 60, a donde iba todas las tardes despues del colegio en el omnibus que nos recogia a mi abuelita y a m, a 5 cuadras de mi casa en el parque en la calle Monte. Tambien en Guanabo y La Concha donde pase mi juventud, y en los te bailables del Casino Deportivo que tanto disfute con quien aun el mi esposo de casi 50 anos. Dicen que recordar es volver a vivir, y me gustaria poder llevar a mis hijas y nietos a que conozcan a Cuba un dia no muy lejano.
como sera para mi que naci y me crie a dos cuadra del malecon en el barrio de cayo hueso el mar es todo para los cubanos somos una isla rodeada de mar de ahi no viene lo cadencioso y extremadamente limpios un cabano cochino es una rarresa pero siempre aparese uno. responder
YO VIVI EN MATANZAS QUE ESTAMOS DENTRO DEL MAR ESA BAHIA ESTUPENDA ,CUANDO UNO ENTRA DE LA HABANA DE UNION DE REZE DE CUARQUIER PUNTO ES MARAVILLOSA , EXYRANO LA PLAYA DEL MAMEY CON SUS PIEDRA EN EL FONDO MPERO TRASPARENTE BELLICIMA CUANDO VEO PLAYAS AQUI NO PUEDO DEJAR DE RECORDARME DE ELLA.ISMAEL MAYITO
HUGO;excelente nota.A 23 años de haber tenido la bendición de conocer este maravilloso país y su gente estupenda-con muchos de ellos sigo en contacto-leer este artículo me transportó al Malecón,a ese mar azul rompiendo en olas contra las rocas, fué todo un privilegio ý una sensación imborrable.
También Playa Girón o Varadero con distintos atributos…pero siempre el mar rodeándonos con sus aromas,sus arrullos,su inmensidad…Gracias bendita naturaleza!!que permaneces para siempre en este corazón latino…
Memoria, divino tesoro!
Solo el mar y la música cubana bautizan la nostalgia y la alegría, la diversión y el imposible silencio, el esparcimiento y la cura biológica.
Me transporte a mi primera noche de romance en santa maria del mar casi siendo un nino y por supuesto la persona que compartio ese dia tambien era una nina, los dos sin malisia de nigun tipo me recuerdo en estos momentos despues de casi 40 anos, En el lugar habia una glorieta muy linda que el paso de un siclon la destrullo por completo pero que de mi memoria la conservo como el primer dia y como an descrito muchas
Me encanta lo que escribes, eres perfeccionista y verdaderamente como yo y muchos cubanos mas amas nuestra Isla, el porque no estes en ella, nos paso a muchos, pero no obstante la llevamos dia a dia, minuto a minuto en nuestros pensamientos, en nuestro corazon y a pesar de tenerlo todo o casi todo, me refiero a los del lado de aca, increiblemente sentimos cierta envidia sana, por los del lado de alla que pasan mil vicisitudes diariamente pero tienen algo que por aca nos falta que es amarse, darse cariño, besarse, etc. Muy lindo tu escrito del mar, a mi me llevaban aunque sea al Nautico, somo muchos hermanos y eramos tan felicies, decir playa era ni dormir esa noche antes de la alegria y como tu, hoy, donde vivo no hay playa y cuando hablo con amistades que si viven cerca del mar, por eso es por lo primero que le pregunto, como esta el mar como si fuera un familiar allegado. Te deseo muchos escritos tan bellos como este.
Buen artículo, nostálgico, poético, necesario, ahora vivo en un país dónde el mar es ta muy lejos, solo ríos y lagos puedo ver, extraño inmensamente el mar, con su cadencia rítmica, sus colores emocionales, su olor inconfundible, su vista calmante y su místico encanto.