Fue la eterna promesa. Pensaron que sería campeón del mundo, pero de pronto se estancó. Encima, su estilo no pertenece a esa escuela que vive del ataque y la imaginación. Sin embargo, Boris Gelfand sigue siendo de la super elite con 46 años cumplidos, y su carrera no está exenta de pinceladas de la mejor pintura ajedrecística.
Hombre extremadamente afable, Gelfand nació en Bielorrusia y hasta 1990 fue uno de los jugadores con mayor proyección del universo. Tanto es así, que su nombre sonaba entre los pocos –poquísimos- que parecían capaces de desafiar los poderes omnímodos de Kasparov y Karpov.
A esas alturas ya había triunfado en el campeonato del mundo juvenil y, un año después, en el certamen europeo de 1987, por delante de Vassily Ivanchuk. Luego empató con Joel Lautier en la vanguardia del siguiente torneo del orbe de la categoría junior, y a comienzos de los noventa se agenció el torneo de Palma de Mallorca, que le clasificaba para luchar por el título de la recién creada Asociación de Grandes Maestros.
Entonces, justo cuando daba la sensación de que llegaba el despegue definitivo -primera plaza en el Interzonal de Manila’90- comenzaron a mermar los resultados. Estuvo mal en Linares 1991. Nigel Short lo eliminó del ciclo de candidatos. Y una y otra vez –contra uno u otro rival- quedó siempre en el camino a la gloria.
Dicen que el suyo es el típico caso de la falta de ambición. Que juega de maravillas, con solidez infrecuente, pero le falta hambre. Afincado en Israel desde hace poco menos de dos décadas, Gelfand es otro de esos campeones sin corona –como el propio Ivanchuk- que el ajedrez nunca aceptó recompensar con lo más grande.
Pero ojo, que ha ganado un sinfín de torneos relevantes, fue segundo en el Mundial México 2007, se impuso en la Copa del Mundo 2009 a costa de Ruslan Ponomariov, y hace dos años retó al monarca planetario, Vishy Anand, en un match que concluyó igualado a seis puntos por bando. (El reglamento establece que en tales situaciones, el campeón retiene el cetro).
Cerca del medio siglo de vida, el sonriente Gelfand exhibe 2745 puntos ELO y es el decimoséptimo trebejista en el escalafón de la FIDE. ¿Se puede pedir más? Se me antoja que no.
Blancas: Boris Gelfand. Negras: Alexei Shirov.
1.d4 Cf6 2.Cf3 g6 3.c4 Ag7 4.Cc3 d5 5.cxd5 Cxd5 6.e4 Cxc3 7.bxc3 c5 8.Tb1 0–0 9.Ae2 cxd4 10.cxd4 Da5+ 11.Ad2 Dxa2 12.0–0 Ag4 13.Ag5 h6 14.Ah4 a5 15.Txb7 g5 16.Ag3 a4 17.h4 a3 18.hxg5 hxg5 19.Tc7 Ca6 20.Txe7 Db2 21.Ac4 Db4?
21…a2 22.Txf7 Txf7 23.Axf7+ Rh8± (23…Rxf7?? 24.Cxg5+ Re7 25.Dxg4+-)
22.Axf7++- Rh8 23.Td7 Axd7 24.Cxg5 Db6 [24…Axd4?? se refuta con el siguiente mate en 3 25.Dh5+ Rg7 26.Dg6+ Rh8 27.Dh6#] 25.Ae6
25…Dxe6 [25…Axe6?? 26.Dh5+ Ah6 27.Dxh6+ Rg8 28.Dh7#] 26.Cxe6 Axe6 27.Ae5 [27.Dc1 Tfe8 28.Dxa3+-] 27…Tf7? [27…Ac4 28.Dc1 Axe5 (28…Axf1?? conduce a la muerte en 2 29.Dh6+ Rg8 30.Dxg7#) 29.Dxc4 Af4+-] 28.Dh5+ Rg8 29.Dg6 Ad7 30.Axg7 Txg7 31.Dd6
31…Rh7 [31…Cc7 32.Dxc7 Ah3 33.Dc6+-] 32.Dxa3 Cc7 33.De3 Ce6 34.d5 Cg5 35.f4 Ch3+ [35…Cf7+- es la última apuesta] 36.Rh1 Ta2 [36…Cxf4 no puede cambiar lo que espera al negro. 37.Dxf4 Rg8 38.Df6 Th7+ 39.Rg1+-] 37.f5 [37.gxh3 Tgg2 38.Df3 Th2+ 39.Rg1 Txh3±] 37…Cg5 [37…Tgxg2 ya no cambiará nada 38.Dxh3+ Rg8 39.Dxg2+ Txg2 40.Rxg2+-] 38.f6 Tg6 39.f7
39.f7 Ta8 40.f8C+ Txf8 41.Txf8+-
1–0
LA FRASE: “Esto no es una lucha de gladiadores. Jugamos al ajedrez. Uno gana, el otro pierde. Así es el deporte”. Boris Gelfand.