Se llamaba Mijail Moiseyevich Botvinnik, pero muchos le decían el Patriarca. Reinó en el ajedrez entre los años 1948 y 1963, pero había sido noticia desde niño. Posiblemente, justo desde la tarde en que venció al campeón mundial, José Raúl Capablanca, en una exhibición de simultáneas celebrada durante un día de descanso del Torneo Internacional de Moscú 1925.
Entonces solo tenía 14 abriles. A partir de ese momento, el éxito se convirtió en sinónimo de su apellido, a tal punto que logró echar adelante su ajedrez y los estudios de ingeniería. Así, apenas cumplidas dos décadas de vida, Botvinnik ya ganaba su primer campeonato de la URSS.
Tras finalizar la Segunda Guerra Mundial, el joven Mijail Moiseyevich mantuvo conversaciones secretas con Alexander Alekhine para la disputa del título mundial, pero la prematura muerte del francés impidió el enfrentamiento. Hubo entonces que convocar a un super torneo con sedes en La Haya y Moscú, Botvinnik lo ganó brillantemente, y el título mundial –por fin- fue suyo.
Lo defendió exitosamente contra David Bronstein y Vasili Smyslov. Luego perdió un segundo match versus Smyslov, pero recuperó la gloria en la revancha. Y la historia se repitió ante su tocayo Tal, el genio memorable, que lo batió en 1960 y doce meses después le devolvió corona y trono. Eso, hasta que Tigran Petrosian lo derrocó en 1963, poniendo fin a aquella era irrepetible.
Grande entre los grandes, Botvinnik fundó una escuela (Karpov y Kasparov fueron alumnos suyos), y consagró buen tiempo al desarrollo de programas de ajedrez para ordenadores, empeñado en probar que las máquinas podían imitar el pensamiento humano.
Su estilo, edificado sobre la base de la dedicación, era eminentemente posicional. Con él dispuso de la crema y nata de una época tremenda para el ajedrez, rompiendo monte hasta llegar a los altares de la inmortalidad. Esos que guardaban a las maravillas de la historia del tablero.
Su talento brutal, no obstante, era capaz también de hacer alardes tácticos y producir combinaciones envidiables. Un ejemplo mayúsculo es este cotejo que sostuvo en Mónaco 1968 frente al peligroso magyar Lajos Portisch, uno de los jugadores no-soviéticos más fuertes desde principios de los años sesenta.
Blancas: M. Botvinnik. Negras: L. Portisch.
1.c4 e5 2.Cc3 Cf6 3.g3 d5
Este movimiento puede conducir a posiciones donde el blanco juega básicamente las variantes abiertas de la Siciliana Dragón, pero con colores invertidos.
4.cxd5 Cxd5 5.Ag2 Ae6 6.Cf3 Cc6 7.0–0 Cb6 8.d3 Ae7 9.a3 a5?!
Esta jugada debilita la estructura del ala dama. Botvinnik consideró que era mejor 9…0–0, lo cual es aceptado por la teoría actual como variante principal.
10.Ae3 0–0 11.Ca4 Cxa4
Otra jugada que Botvinnik no aprobó del todo, pues favorece el desarrollo blanco. Citó 11…Cd5 como preferible.
12.Dxa4 Ad5 13.Tfc1 Te8 14.Tc2 Af8
Luchar contra el plan de doblar torres en la columna c no se impedía con 14…b5?! 15.Dxb5 Tb8 16.Da4, pues a 16…Ab3? sigue 17.Dxc6, señaló Botvinnik, y consideró preferible la sugerencia de Smyslov, 14…Ad6 y a 15.Db5, 15…Ce7, si bien 16.Cd2 mantiene la iniciativa.
15.Tac1 Cb8
La idea es jugar 16…c6, que cierra la columna c, y la captura del peón lleva a la pérdida de la calidad por un solo peón…, pero “las operaciones tácticas no fueron calculadas con la precisión suficiente” (Botvinnik). En caso de 15…e4 sigue 16.dxe4 Axe4 17.Td2 Df6 18.Tc4! (Kasparov), 18…Af5 19.Db5 amenazando el peón de b7, y 20.Tf4.
16.Txc7!
Un movimiento brillante que da inicio a una combinación deslumbrante.
16…Ac6
Esperando 17.T7xc6, donde las blancas tendrían compensación por la calidad, pero solo eso.
17.T1xc6!
Elimina al defensor de las casillas blancas del adversario, unido a un cálculo preciso para justificarlo. Otro disparo brillante.
17…bxc6
A 17…Cxc6 sigue 18.Txb7 con dos peones por la calidad.
18.Txf7!
Increíble e inesperado. “Pocas veces, casi en la apertura, es posible entregar una torre tras otra, aunque es verdad que la segunda torre no puede ser capturada”, comentó Botvinnik.
18…h6
Debilita aún más las casillas blancas, pero no valía 18…Rxf7? 19.Dc4+ Rg6 (tampoco otras: 19…Te6 20.Cxe5+!; 19…Re7 20.Ag5+, ni 19…Dd5 20.Cg5+), 20.Dg4+ Rf7 21.Cg5+, seguido de mate o la ganancia de la dama, por ejemplo: 21…Rg8 22.Dc4+ Rh8 23.Cf7+ Rg8 24.Ch6+ y mate.
19.Tb7 Dc8 20.Dc4+ Rh8
A 20…De6 sigue 21.Cxe5.
21.Ch4!
“Espectacular jugada decisiva, que explota las casillas débiles del adversario”, según Kasparov. 21.Tf7 era también posible.
21…Dxb7 22.Cg6+ Rh7 23.Ae4
Amenazando 24.Ce7+ y 25.Dg8++.
23…Ad6 24.Cxe5+ g6
O bien 24…Rh8 25.Cf7+ Rg8 26.Cxd6+, ganando.
25.Axg6+ Rg7 26.Axh6+!
Las negras abandonaron ante 26…Rxh6 27.Dh4+ Rg7 28.Dh7+ etc.
1–0
LA FRASE: “Es imposible comprender el ajedrez sin mirarlo con los ojos de Capablanca”. Mijaíl Botvinnik.