En el argot popular cubano, un “bicho” es aquella persona con habilidades para colarse por los márgenes de la ley y volver rentables negocios ilícitos.
Algunos de estos “habilidosos” han encontrado un filón rentable a la Ley de Ajuste, promulgada en 1966 por el gobierno estadounidense para otorgar beneficios de asilo a los cubanos por encima de cualquier otro emigrante.
Cifras manejadas por el diario Sun Sentinel hablan de 2 mil millones de dólares robados a lo largo de dos décadas por ciudadanos cubanos que tras solicitar asilo político obtuvieron residencia legal, o incluso ciudadanía, en los Estados Unidos.
El “modus operandi” habitual de estas personas incluye estafar a compañías de seguro con accidentes de tránsito autoprovocados o cobrar facturas de servicios médicos falsos a sistemas de asistencia social, como el Medicare.
Cuando se descubre el timo, y como nadie perseguía a estos “exiliados”, un número considerable de ellos retornan a Cuba, a disfrutar del dinero mal habido y escapar de los alguaciles norteños.
La inexistencia de relaciones diplomáticas o cooperación judicial estrecha entre los dos países facilita que, si no infringen la ley en su país de origen, los fugitivos vivan el resto de sus días en aparente tranquilidad. Pero esa situación parece estar cambiando.
El “caso” Gilbert Man
![Gilberto "Gilbert Man" Martínez Suárez. Foto tomada de su perfil de Facebook.](https://oncubanews.1eye.us/wp-content/uploads/2015/01/gilberto-martinez-suarez-facebook-pictures.jpg)
La comentada captura policial en La Habana del reggaetonero Gilbert Man podría interpretarse como una advertencia del gobierno cubano hacia los que emplean esa táctica de escape y como una mano tendida hacia la Administración del norte.
El productor musical, cuyo nombre verdadero es Gilberto Martínez Suárez, era buscado en la Florida por fraudes con tarjetas de crédito, de los cuales obtuvo dinero para repatriarse en 2013 a su país natal y desarrollar una fugaz carrera.
Ya en Cuba se dio a una vida de lujos y puso sobre sí todos los ojos, con lo cual presumiblemente enfrenta cargos por enriquecimiento ilícito o lavado de activos.
Otra posibilidad (no confirmada pues no ha ocurrido ninguna comunicación oficial sobre este suceso) es que la creciente participación conjunta del gobierno antillano con su homólogo de Washington en operaciones coordinadas por la INTERPOL también colocara a Martínez en los radares de la policía.
Fuerzas de seguridad de ambas naciones han participado en grandes operativos internacionales contra el tráfico de drogas y medicamentos falsos, y a través de las bases de datos de la agencia policíaca mundial disponen de información sobre perseguidos de interés mutuo en los territorios vecinos.
Aunque no ha sido retornado a territorio norteamericano, Martínez Suárez podría sumarse a la lista de buscados que Cuba ha devuelto en los últimos años. Esa relación incluye nombres como los Denis Catania, y Diana Camacho, acusados de asesinato, o los muy recientes Joshua Michael Hakken y su esposa Sharyn Hakken, encartados por drogas.
En el futuro inmediato, y como parte del camino de normalización, lo que hasta ahora ha sido una dispersión de gestos de voluntad variable (de acuerdo al clima político de cada momento) pudiera transformarse en una esfera de cooperación estrecha, mutuamente beneficiosa.
Quizás esté cerca la hora de desempolvar los Acuerdos de Extradición firmados en 1904 y 1926 por los dos países, y funcionales hasta su congelamiento en 1959. Para ello tendrá que resolverse la discusión en torno a los involucrados en secuestros y muertes de agentes del orden que ambas partes consideran como políticos y que ningún pragmatismo borrará de un tirón. Pero la favorable disposición a negociar demostrada hasta ahora puede ser suficiente para tejer una malla que contenga ciertos tipos de “bichos”.