Dardos al aire

Emma González, sobreviviente del ataque a la escuela Marjory Stoneman Douglas, habla en la Marcha por la Vida en Washington, DC. Foto: Jim Lo Scalzo / EFE / EPA.

Emma González, sobreviviente del ataque a la escuela Marjory Stoneman Douglas, habla en la Marcha por la Vida en Washington, DC. Foto: Jim Lo Scalzo / EFE / EPA.

Tal vez siempre estuvo destinada a liderar, solo que no lo sabía, como aquel personaje de The Matrix. Lo dice Isaías 11:6: “y un niño pequeño los guiará”. Emma González, con su millón de seguidores en Twitter en tiempo récord, envía desde su imagen una poderosa señal sobre uno de los problemas más peliagudos en un país profundamente dividido y polarizado, acaso igual o más que durante la Guerra Civil.
Y lo hace a tono con los cambios generacionales que experimenta la cultura: “Decidí cortarme el pelo porque era un dolor en el cuello, si me perdonan el juego de palabras. Hacía mucho calor todo el tiempo; era muy engorroso y muy pesado, lo que me provocó muchos dolores de cabeza. Era costoso mantenerlo, y a la hora de la fiesta de graduación, pensé que sería más barato no tener que preocuparme por peinarme. Cuanto más mis padres decían que no, más lo quería. De hecho, incluso hice un PowerPoint para convencerlos de que debería hacerlo. Pensé que me vería muy bien, y lo hice. Entonces, todo salió bien”.
También desde su condición humana, lejos de los personajes de una sola pieza: “Soy tan indecisa que no puedo elegir un color favorito, y soy alérgica a doce cosas. Dibujo, pinto, hago crochet, coso, bordo, cualquier cosa productiva que pueda hacer con mis manos mientras veo Netflix. Pero nada de esto importa más”.
Y, por último, desde su propia definición: “cubana y bisexual”.

Después del tiroteo en Parkland, con sus 17 muertos –el más letal de su tipo en la historia–encontró sus alas. Su discurso frente al Tribunal del Condado de Broward, Fort Lauderdale, en febrero pasado, se volvió viral en las redes sociales, entre otras cosas por decir que el rey estaba en cueros y, sobre todo, por su clara determinación y lenguaje directo:

“Los políticos que se sientan en sus asientos dorados en la Cámara de Representantes y en el Senado, financiados por la ANR, nos dicen que nada se podría haber hecho por evitarlo, ¡le llamamos a esto B.S.! [mierda]. Dicen que las leyes más estrictas no disminuyen la violencia con armas de fuego, ¡le llamamos a esto B.S.! Dicen que ninguna ley pudo haber podido evitar los cientos de tragedias sin sentido que han ocurrido, ¡le llamamos a esto B.S.! Que nosotros, los niños, no sabemos de lo que estamos hablando, que somos demasiado jóvenes para entender cómo funciona el gobierno, ¡le llamamos a esto B.S.!”

Por eso, con sus apenas 18 años cumplidos ese mismo mes, empezó a tener enemigos políticos dentro de los Estados Unidos –y también más allá. A lo interno, la distorsionan, la manipulan, le ponen ojeras, le hacen crecer la nariz y romper la Constitución. Le llaman “lesbiana cabeza rapada” (skinhead lesbian), aunque después el que lo dijo, no por azar miembro vitalicio de la Asociación Nacional del Rifle, haya tenido que recoger amarras y salir de una contienda.

Emma Gonzalez (C), superviviente del tiroteo en la escuela en Marjory Stoneman Douglas High School, aplaude al concluir el March For Our Lives en Washington, DC, EE. UU., El 24 de marzo de 2018. March For O r Lives activistas estudiantiles exigen que su las vidas y la seguridad se convierten en una prioridad, y el fin de la violencia armada y los tiroteos masivos en nuestras escuelas
Emma González aplaude al final de la Marcha por la Vida. Foto: Jim Lo Scalzo / EFE / EPA.

Con el mismo afán, otros cometen el error –si cabe– de homologar la bandera cubana con un sistema político, ignorando que somos nación desde el siglo XIX, entre otras cosas bajo la sombra de Thomas Jefferson y George Washington.
Y last but not least, en el exterior le lanzan soeces dardos envenenados, más propios del reguetón y el bajo costo que del clásico panfleto político. Y no es cuestión ni de izquierdas ni de derechas, sino de artefactos ideológicos que no funcionan ante el sentido común, ese que a veces, sin embargo, resulta el menos común de todos.

Menos mal que existen. Una mentalidad sensata acaba de escribirlo: “El hecho de que tengamos que aclarar esto es una prueba de cómo la democracia sigue fracturada por personas que manipulan y fabrican la verdad. Los ataques que se le hacen a Emma siguen patrones demasiado conocidos, es una mujer con fuertes opiniones, es latina, es queer”.
“La nueva cara de la Florida latina”, dijo The Washington Post.
Y también de otra identidad cubano-americana, más allá de francotiradores, agentes, plomeros, padrinos, cóndores, cabilderos…

March For Our Lives in Washington, DC, USA, 24 March 2018. March For Our Lives student activists demand that their lives and safety become a priority, and an end to gun violence and mass shootings in our schools (Estados Unidos) EFE/EPA/SHAWN THEW
Multitud escucha discurso de Emma González en la Marcha por la Vida en Washington DC, el 24 de marzo de 2018. Foto: Shawn Thew / EFE / EPA.

 

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