Una de las grandes herencias de Montesquieu, Voltaire y Rousseau fue legitimar el derecho a expresión. Claro, los teóricos de la Ilustración posiblemente no imaginaron que en el futuro sus conquistas serían soslayadas por unos y deformadas por otros con fines políticos. A propósito del debate en la esfera pública sobre los límites de la expresión, la legitimidad de algunos medios digitales y/o el periodismo ciudadano, comparto mi opinión al respecto.
Cuando Roberto Carcassés se vistió de hereje en un concierto de alto perfil, con el primer vicepresidente al frente y la Oficina de Intereses estadounidense a sus espaldas, fui uno de los que lo creí inoportuno. Mi principal crítica fue que sus palabras desviaron la atención de una campaña política que había logrado ser original, algo raro en estos tiempos. Mi mayor miedo era que se le usara de chivo expiatorio (como ocurrió luego) en algo que constituye un problema nacional: ¿cuándo y dónde podemos los cubanos emitir públicamente nuestras opiniones? O bien podría decir: ¿en qué medio de prensa estatal se puede abordar un tema tabú sin edulcoramientos? Quizás la respuesta a estas preguntas explique la necesidad de hacerlo en una plaza pública o abrirse un blog para ello.
Las trampas del espacio-tiempo nos han perseguido desde hace mucho. Hubo una época luminosa en los años sesenta cuando en la palestra pública los funcionarios y dirigentes políticos discrepaban entre sí con naturalidad. Las polémicas económicas, políticas y culturales de esa etapa mostraban una capacidad de diálogo y construcción colectiva que el tiempo fue paralizando. Algunos podrían justificar este fenómeno utilizando el agresivo contexto en que se desarrolla el país en la actualidad, pero… ¿no fueron los sesenta años de invasiones militares, agresiones químicas, lucha guerrillera en las montañas e intentos de magnicidio? ¿Cómo se entiende que en semejantes condiciones los cubanos tuviéramos más capacidad para el debate público?
La excusa siempre llega de la mano con un discurso conservador: “este no es el medio ni el momento adecuado”… pero pasa el tiempo y ese momento o lugar nunca llegan. Se crean pocos espacios donde promover la construcción colectiva de ideas que resulten realmente revolucionarias y los espacios ya creados padecen de un nivel de participación formal que no llega a ser real. Lo curioso es que aun cuando encontramos esos escasos momentos de debate con posibilidades de transformación, descubrimos que muchas personas ya han renunciado a ello, que somos unos pocos ahí.
Estas son las consecuencias de una homogeneización política sistemática en nuestra sociedad y sus instituciones que me cuesta creer sea casual. Demasiados comunes y dolorosos son los ejemplos de personas que con ideas frescas y novedosas pierden el ímpetu o son sacados del medio. Son “institucionalizados” por una máquina administrativa que en la mayoría de las ocasiones muele todo aquello que no sea lo usual, que no respete el orden de las cosas. ¿Desde cuándo la docilidad se convirtió en sinónimo de revolución?
A veces me pregunto qué haría Julio Antonio Mella si tuviera nuestra edad, por más que lo intento no lo veo reflejado en el modelo de cuadro político imperante. Quizás estuviera sancionado por no haber sabido encontrar el momento y lugar adecuado para compartir sus ideas. Quizás su magnetismo como orador se hubiera visto como algo peligroso, quizás algún burócrata lo hubiera tachado de líder negativo en su universidad. ¿Dónde estarán entonces los líderes del mañana en Cuba? Quizás siendo calificados de “peligrosos” en estos momentos, pero no deben desesperar mucho, desde siempre lo revolucionario ha provocado resistencia y resultado escandaloso en sus inicios.
El punto es que hemos perdido mucho terreno en cuanto a posibilidades de expresión y debate de ideas. ¿Qué cambió al terminar la década del sesenta? ¿Qué hacer cuando Silvio Rodríguez dice en televisión lo que ya sabíamos, que durante mucho tiempo fuimos una sociedad paralizada? ¿Acaso una revolución inerte no es una contradicción de todo tipo? Quizás nos hemos dejado condicionar demasiado por las campañas externas, al punto de socavar todo aquello que pueda resultar polémico con tal de evitar la portada de un diario foráneo. Son muchas las trampas que deambulan en el laberinto cubano y algunas pueden ser solo caprichos disfrazados de ideología, porque si en algo somos expertos los cubanos es en atribuirle un cariz político a prácticamente cualquier situación.
Este es el tipo de escritos que hacen pocos amigos entre los que describen a Cuba como un infierno o un paraíso en la tierra, un ejercicio de opinión que pretende escapar a las trampas del espacio-tiempo. El momento, el lugar y la plataforma adecuada para ejercer la crítica o expresar una opinión solo los define nuestra conciencia y el beneficio o perjuicio que podamos lograr con ello. Apelar a recursos políticos para coartar este ejercicio de expresión no resulta un acto democrático, revolucionario ni de patriotismo. Hacerle el juego a las trampas del espacio tiempo, tampoco.
Harold de acuerdo contigo. A estas alturas de la vida no creo oportuno utilizar candados que pretendan silenciar los criterios de algunos. Hablaste de aquella década de los 60 cuando la polémica ayudaba a desfacer entuertos. Recordé ahora a Blas Roca, impetuoso lider de origen zapatero en Manzanillo en aquellas discusiones públicas que alguna vez fueron recogidas en un libro dificil de encontrar ahora, pienso yo. Cuba no le temió ni le teme a la avalancha propagandística que data de mas de 50 años en la prensa internacional, esa prensa de los poderosos. Creo que ahora tampoco podemos dar la imagen preocupante ante criterios en los que no convergemos. Lo mejor seria la utilizacion de la polemica, tan estigmatizada incluso al hablar de pelota porque hasta ahi ha llegado la manera de opacarla. Preparemonos para enfrentar con inteligencia, sagacidad, astucia y convicción para lo que al parecer se nos viene encima.
Nos educaron en una Cuba donde en la Revolución todo se podía decir yrdo desde recuerdo desde la niñez como se estimulaba el espiritu crítico y autocrítico, no serlo era malo, a cuantas veces no escuchamos la crítica de que no estabanos siendo verdaderamen críticos y autocríticos, serlo se convirtio en una máxima para muchos, mucho recuerdo de esa feroz crítica para ser mejores donde no escapaba nada, todo era sometido al ese rasero, en aras de la construcción de un mundo mejor, pero aquellos qoe cometian el error de criticar algo de lo establecido por el estado, podía ser una tremenda locura eran excomulgados de las filas de la revolución y considerdos enemigos, pero en los primeros años para muchos de nosotros era comprensible y aceptable, pero las críticas siguieron y ahora los que hacian eran nuestros amigos, compañeros de clase, los que se fueron por el mariel eran culpables por no saber vivir en nuestra sociedad, aparecen nuevas interrogantes sobre los amigos que nos abandonaro, los conocidos, la familia, los profesores, los dirigentes, pero todo tenía una expliclación pero ya surgen nuevas dudas y estas no tienen respuestas:
Recuerdo cuando pregunte a una prestigiosa profesora de mi carrera de Historia por la necesidad de saber cuantos profesionales, jóvenes se habían ido de Cuba y aquella sabia y maravilllosa profe me dijo –el no es insignificante porque la mayoria eran escorias— me quede con tremenda duda.
El derrumbe del socialismo nos lleno de dudas que nos las trataron de aclarar con la versión del socialismo mal hecho y el nuestro que era bien fabricado….pero …jóvenes aun nos atrevimos a decir porque no había multipartidismo, porque no un partido verde, porque todos tenemos que pensar igual..resultados al profe José graduado en la Lomonosov de la URSS fue a dar a la Biblioteca Pepe Medina y a nosotros como jóvenes nos aconsejaron que determinadas cosas no se pueden decir….cuantas cosas fuimos viendo que nos llevaron a seguir nuestro propio camino:
Cuando cuetionamos porque se quitaron los estímulos de la entrega de autos a los maestros (nos pusieron la etiqueta de problema ideológico)
Cuando criiticamos porque me obligaban a dar todas las asignaturas en una esscuela, sigui el cartelito…
Luego vi como la cosas cambiaron en los años 90 y 2000, ahora cuando uno explotaba decía que uno estaba haciendo catarsis,,,,,que estabas loco…el perído especial te estaba llevando recio..
Bueno en fin termine siendo separado de las filas del partido al decir delante de un varios militantes que los ministro y los dirigentes de mi país mentian, todo me llevo a un análisis, una crítica y auto crítica, donde me realize en el sueño que me enseñaron desde pequeño serlo pero siempre ante lo mal hecho, sin importar quien fuera, porque el que se equivoca tiene que ser criticado y no se puede tener miedo a decir la verdad, por ello deje de ser militante, pero al final me alegre porque sigo militandoen el más grande de los partidos, en el de los hombres justos, en el de los que no temen a decir la verdad, en el de que no teme a hada con tal que la virtud y la justicia sean el resultado final.
@Harold exelente su artículo, imagino que @Alex que comenta en muchos artículos de OnCuba se haya quedado sin palabras para decir algo al respecto.
Por esa misma trampa a la que ud se refiere, en la UCI convirtieron a Eliecer Ávila en lo que es hoy, porque el tuvo el valor de hacerle preguntes a Ricardo Alarcón que todos los cubanos nos habíamos preguntado por décadas y ninguno de los 11 millones habíamos tenido el valor de hacerlo, preguntas como: ¿por qué los cubanos no podíamos ir a los hoteles en nuestro país? y ¿por qué los cubanos no podíamos visitar el país que quisiéramos? en la UCI acabaron con ese muchacho y lo convirtieron en lo que es hoy, un enemigo del gobierno y con muchos seguidores.
David, solo para poner un ejemplo. Aquello de que la Internet es un mecanismo de subversión en el país no es falso porque hay hechos concretos que lo avalan pero cuando se utiliza esto como excusa para limitar el acceso a esta en vez de crear una cultura informativa en la gente, es imperdonable. Antes del 59 existía un aparato mediático inmenso en este país y aún así los cubanos podían pensar con cabeza propia… ¿acaso ahora no? A veces el discurso político dice una cosa pero sus acciones demuestran otra, como el caso de los jóvenes, que se les llama relevo y garantía del país pero en realidad tienen muy pocos espacios con capacidad real de decisión para canalizar sus deseos de hacer. Son algunas ideas…
H
Sr Cardenas creo q usted es victima del laberinto de la demagogia cubana porq el discurso libre no necesita un momento apropiado ,simplemente se dice y sale desde el corazon.Preguntas q hubiera sido de Mella?, nada ..el fuera uno mas de nosotros,estigmatisado por sus creencias y separado de la universidad por atentar contra los bienes alcanzados por la revolucion. El discurso tomado en los 60 despues de Giron tiro por la borda todo acercamiento a la democracia por miedo a perder lo ya alcanzado, se le dio la espalda a todo dialogo y asi fue como las instituciones dejaron de trabajar para el pueblo y comensaron a responder “solamante” al estado y es algo q todabia sufrimos hasta los dias de hoy.
¿Cómo se entiende que en semejantes condiciones los cubanos tuviéramos más capacidad para el debate público?
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?En que mundo vive este muchachito?
Esa fue una etapa muy breve, brevisima. Los temas a debatir no tocaban a la figura maxima, que ya desde enero de 1959 era intocable. ni a sus pronunciamentos Ademas . ?A cuanta gente no defestrenaron en esos annos por disentir minimamente?
Copio:
“A veces el discurso político dice una cosa pero sus acciones demuestran otra,
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A veces, Harold = 100 %
Bueno en fin termine siendo separado de las filas …
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Ja Ja Andres. Esa pelicula yo la vi primero.
¿Desde cuándo la docilidad se convirtió en sinónimo de revolución?
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La noche del 2 de marzo de 1959, cuando en Santiago de Cuba, el Tribunal Revolucionario que juzgó a 43 miembros de la Fuerza Aérea de Batista, absolvió a todos los acusados y Fidel
Castro, mediante la radio y la televisón, anuló el fallo y nombró un nuevo Tribunal
Si para estos medios una de las ideas es el subir el ranking pues mi comentario será parte de ello y de nuevo caer en las trampas del espacio. Si creo bien que debemos seguien en busca de espacios de debate de cualquier índole, más Mella se atemperaría a su tiempo como hoy hacemos muchos jóvenes cubano.
¿Qué haría Mella en estos tiempos? Es muy difícil de saber. No funciona eso de sacar a una persona de su contexto histórico. A lo mejor Mella sería uno de esos cuadros de la FEU y de la UJC que suben como la espuma y llegan hasta el Comité Central del PCC y al Consejo de Estado.
Harold
Muy buen artículo, aunque te confieso que no coincido contigo en algunos tópicos.
Amigo/a “Realidad”: No me he “…quedado sin palabras para decir algo al respecto…” ¿Qué te hace pensar así? Mañana me busco un tiempo entre los estudios, para sumarme a ustedes con mis criterios.
Cada vez me resulta más incomo e imposible de aceptar este “tipo de escritos”, en lo cuales todo se queda en critica suave, con vocabulario suave. Todo es tan sencillo como que estas en una dictadura.