“Immigrants are welcome here!”, gritaban esta tarde decenas de ciudadanos estadounidenses y activistas defensores de los emigrantes en la intersección de la 5ta. Avenida y la 57, en Manhattan: las coordenadas de la Trump Tower.
El presidente de los Estados Unidos continúa su empeño por desmantelar el legado de Obama. Esta vez la embestida fue contra el DACA: Deferred Action for Childhood Arrivals (Acción Diferida para los Llegados en la Infancia), programa amparado por una orden ejecutiva que desde 2012 ha permitido a unos 800,000 jóvenes inmigrantes no ser deportados. Técnicamente, ahora podrían regresarlos a los países de donde sus padres los sacaron siendo menores de edad, y donde muchos de ellos no han vivido nunca.
La eliminación del DACA se anunció el martes 5 de septiembre. Trump aspira a que el Congreso lo sustituya por leyes nuevas antes de que expire por completo el 5 de marzo de 2018. Pidió que la nueva legislación busque priorizar el ingreso legal de personas que hablen inglés y tengan habilidades de alto nivel.
“Soy ciudadano de los Estados Unidos y siento que los dreamers son iguales a mí, aunque hayan llegado cuando tenían 6 meses o 2 años. Este es el único país que conocen, es su tierra. Están trabajando duro, estudiando, haciendo enormes contribuciones a la economía”, dijo Ryan, uno de los participantes de la protesta de ayer.
“Este es un día de vergüenza para los Estados Unidos, otro día de vergüenza con este gobierno. Siento que debo estar aquí, y defender los derechos de estos muchachos y de cualquiera en contra de este sistema disfuncional que tenemos”, comentó Nina, que llevaba colgado un cartel donde se leía “shame”.
Barack Obama se pronunció desde su página oficial de Facebook. “Tener como blanco a estas personas es un error, porque no han hecho nada malo”, escribió. “Y también es cruel”.
El ex presidente y autor de la orden ejecutiva que amparaba este programa pidió al Congreso trabajar para promover una ley que ayude a los dreamers, como se les conoce. Su acción ejecutiva fue tomada, justamente, porque los legisladores no lograron acordar en 2012 una medida expedita.
Según The New YorkTimes, funcionarios afirmaron que algunos inmigrantes que actualmente está protegidos por DACA podrán renovar su estatus legal de dos años de duración hasta el 5 de octubre, pero si el Congreso no actúa, los inmigrantes sin documentos que fueron llevados a Estados Unidos cuando eran niños podrían ser deportados a partir de marzo.
El DACA resolvía la no deportación de jóvenes traídos por sus padres indocumentados a Estados Unidos mientras eran niños. Les permitía regularizar su estatus migratorio durante dos años y renovarlo una vez terminado este plazo. Habilitaba, además, la posibilidad de estudiar y trabajar, y en algunos estados también de obtener licencia de conducción.
El investigador y editor Alfredo Prieto apunta que no pocos dreamers son estudiantes de pregrado, graduados universitarios o con maestrías. “Enviarlos de vuelta a los países de sus padres provocaría una afectación de fuerza de trabajo calificada que el país necesita”. Grandes empresas apoyan la permanencia de estos profesionales en los Estados Unidos y están contra la medida de Trump.
Sin embargo, según Prieto, el presidente ha actuado considerando al sector más radical de su base electoral y a 10 jueces federales conservadores que amenazaron con llevar DACA a Cortes si Trump no lo eliminaba.
Los expertos señalan que suprimir DACA provocará un aumento de las tensiones y mayor polarización social. Otra medida impopular de la administración estadounidense más controvertida; las reacciones han comenzado el propio día del anuncio. Este sábado se espera una gran concentración en Manhattan, y es probable que haya protestas en otras ciudades. “El mundo entero está mirando”, como también gritaron ayer frente a la torre del presidente.