Mi novio, más valiente que yo, toma mi mano en la calle. Pero yo, más aprensivo que él, lo rechazo con cautela. Me justifico en vano en las miradas públicas, en la aparente necesidad de evitar el escarnio social. En ese acto común de desamor, yo mismo me convierto en victimario homofóbico. Al optar por mantener ciertas apariencias, dando por sentado que la exhibición pública de los amantes homosexuales resulta incorrecta, inmoral, dañina o que anima conductas sexuales impropias, yo también contribuyo a la pervivencia del más difundido mito de la homofobia.
Ahora mismo, la mayoría abrumadora de las personas aseguran que “no tienen nada contra los homosexuales”, que “no son homofóbicos”, que, en fin, “no les importa lo que cada quien haga con su cuerpo”. Sin embargo, detrás del discurso más superficial y hasta en la propia superficie, esa inmensa mayoría también defiende a capa y espada que las parejas gays y lesbianas deben limitarse a vivir su sexualidad en las cuatro paredes de su cuarto (si lo tuvieren). Que no deben estar por ahí, en las calles y en los parques, demostrando su orientación, confundiendo a los niños. Claro que sí: las parejas heterosexuales tienen la anuencia de la crítica social para caminar de la mano, para besarse leve o apasionadamente y aun escandalosamente. En todas partes.
De esa manera, el análisis del mito “los homosexuales existen pero no deben manifestarse en público” derrumba el espíritu de tolerancia tan falsamente enarbolado a veces. El prejuicio latente en esa limitación implica que la homosexualidad se trata de una práctica anormal, fuera de lo común, contra natura y, como tal, limitada a los ámbitos más privados de expresión.
Y ese mito entronca con la famosa pregunta: ¿debemos hacer constar —o no— que somos personas homosexuales? La más común de las respuestas indica que no, que no hace falta, que hasta resulta fuera de lugar indicar ese detalle, que a nadie le interesa ni debería interesarle. Los heterosexuales, por ejemplo, no andan por ahí diciendo que son heterosexuales. Claro que no. Pero hablan sin tapujos de las esposas o los esposos, de los hijos, de la vida doméstica necesariamente heterosexual. Y con tranquilidad sostienen la mano del otro o de la otra, y acarician, y besan a su amante si les viene en gana. Sucede que la norma social es la heterosexualidad. Y la norma generalmente no necesita defensa.
En cambio, las personas homosexuales evitan el tema, evaden las circunstancias, hablan de supuestos tíos o falsas primas. ¿Por qué —dígame alguien— decenas de personas no heterosexuales entrevistadas por Amaury Pérez Vidal en su programa Con dos que se quieran han evitado reconocer que son gays o lesbianas, que viven con su pareja, que aman a su pareja? ¿Y por qué entrevistador y entrevistados heterosexuales han cedido casi siempre a conversar sin reservas de sus parejas y de su vida privada?
Si algunos artistas e intelectuales, hombres o mujeres, hubieran cedido a declarar su orientación, si hubieran espetado sin tapujos “Mi novio…” o “Mi marido…” o “Fulanita de tal, mi pareja…” hubiéramos comenzado a recorrer el largo camino hacia la valoración desprejuiciada de las distintas opciones sexuales. Y excúseme, por favor, quien enarbole el derecho a la vida privada de las personas públicas. Yo prefiero aquella máxima tan certera de las feministas norteamericanas de los años ’60: lo privado es político.
Por otro lado, algunos homófobos más furibundos están alarmados por lo que ellos mismos llaman “el auge actual de la homosexualidad”. “Antes estaba prohibido y ahora parece que quieren que todo el mundo sea maricón”, dicen algunos. “Están enseñando a los niños desde que nacen”, aseguran también. Pero sépase de una vez: nadie aprende a ser gay o lesbiana. Es definitivo: nadie podría enseñar su orientación mediante ningún artilugio didáctico, y nadie podría aprender. A la inversa de esta lógica sin lógica, ¿quién aprendió la heterosexualidad? ¿Acaso nosotros no debíamos “aprender” el deseo por los opuestos, en medio de una sociedad machista y heteronormativa?
Mitos aparte, o por culpa de los mitos, hoy la mayoría de las personas homosexuales —al contrario de los heterosexuales— nos limitamos a expresar nuestro amor en los ámbitos públicos. Y no podemos acceder al matrimonio igualitario ni a la adopción. Y no tenemos derecho a la herencia, como tendría cualquiera de las partes en un matrimonio heterosexual. Y por cuenta también a los mitos de la homofobia trastrocada en transfobia las personas transexuales todavía no pueden lucir una identidad legal coherente con su identidad real, como el resto de los mortales.
Pero, aun así, una inmensa mayoría de la gente cree que las personas homosexuales y transexuales y travestis tenemos más de lo que nos “tocaba”, que “hasta cuándo el cine y la televisión nos dedicarán tanta atención”, que basta ya de “tanto interés en la enseñanza del homosexualismo”. Hasta que alcancemos igualdad de derechos. Hasta que un día yo, u otro joven cualquiera, sostenga la mano de su novio en plena calle, sin temor a las burlas o a la violencia. Hasta que un día, en el banco visible de cualquier parque, dos mujeres lesbianas puedan besarse sin escándalo.
Mucha razon en lo que dices, el ejemplo del programa de Amaury es el mas evidente de nuestra propia auto homofobia. Hasta que personas admiradas por su trabajo y queridas por el publico no lo asuman con naturalidad sin miedo a perder el cariño de la gente no haremos campaña real. Así pasa en el mundo desprejuicado hoy y no hay escandalo.
Podría decir mucho sobre esta columna, hay un discurso personal y social, privado y político. En mi país (Chile) hace poco tiempo se legalizó el Acuerdo de Unión Civil, justamente para garantizar los derechos sociales de todas las personas que aman y eligen con quien pasar la vida. Pero ¿matrimonio cuándo? Eso parecer ser un rito relegado a la norma heterosexual. Este acuerdo fue un avance, pero aún falta tirar los mitos al lado del camino para poder avanzar en democracia y libertad. Para ello, lo primero que se necesita es decir, escribir, verbalizar. Y esta columna, con valentía y honor, lo hace. ¡Bravo!
Tienes toda la razón. No a la homofobia, no a la mentira, sí a la felicidad, y a la dignidad plena de los seres humanos.
El problema es que los homosexuales quieren que el mundo gire a su conveniencia,léase, que se acepte su homosexualidad de un dia para otro, en un santiamén, echando abajo siglos de intolerancia hacia ellos,por favor eso solo se ve en peliculas y ni ahi creo yo
Sencillamente excelente!!!…. adoré cada letra del artículo y concuerdo 100% con su contenido!
Magnifico artículo, te felicito de veras…, no es el problema que quieran o queremos que se nos acepte, ni que el mundo gire a nuestra conveniencia, se trata de un derecho que no se quiere, se defiende, el mundo gira, gira alrededor de todos y todos somos todos, bravo por hacer valer estos derechos…
Soy hetero…pero tus palabras son exactamente las mismas que he dicho tantas veces…porque me parece una hipocresia limitar a unos y no a otros…porque defiendo a capa y espada el derecho que tienen mis amigos gays a poder actuar como yo..y espero algun dia pyedan vencer todos esos mitos.
Un artículo valiente y necesario.
Buenísimo. Pero la verdad que es difícil, dificilísimo de entender, lo juro. Y un tema complejo que tiene más letras que estas dos cuartillas. Mi hermano homosexual de cuando era un delito “lesa humanidad en Cuba” es una de las personas que más admiro, respeto y amo, por él mismo trato y he logrado aprender y ser tolerante con todo lo que se relacione con el tema de la homosexualidad, pero cuando no se entienden cosas y modos es hasta diífil hablar de ello, dime tu interiorizar y defender. Este tema es tan difícil de tratar como el racismo, el feminismo, el machismo, donde nadie tiene una razón absoluta. La mayor parte de las veces los homosexuales se ganan el rechazo de la gente no por su sexualidad, sino por su comportamiento social, y no estoy hablando de esconder sus sentimientos (homo), sino de malas porturas como seres humanos.
Cuando una pareja heterosexual se besa en un sitio público y el resto los mira (con pudor, con envidia, o con mezcla de sentimientos). Nadie es inmune a eso y el autor quiere que una pareja homosexual haga lo mismo sin consecuencias… Soñar no cuesta nada, pero los homosexuales seguirán siendo rechazados por mucho tiempo aún. Es un tabú de MUY larga data.
Un comportamiento moral, aplica lo mismo a las parejas de homosexuales o heterosexuales.
Veo incorrecto a parejas de heterosexuales besandose y casi que teniendo sexo en las playas.
Que las parejas vayan cogidas de la mano es algo normal, pero querer pasarse de la raya, demostrando demasiada intimidad es feo, lo mismo para gays o straights. No se, digo yo.
Sencillamente excelente!!!
Muy buen artículo. Ni los gays ni nadie deberían pedir perdón ni permiso para amar a quien les corresponda. Los heteros creen que el mundo también gira alrededor de ellos, y ven mal lo que no entienden. Nadie debería tener la potestad a limitar los derechos de otros que son tan o mejores ciudadanos que los primeros, porque si bien hoy muchos no heteros se destacan en el arte (Jodie Foster, Ricky Martin, Liuba María, por solo citar 2), la tecnología (Satya Nadella, CEO de Microsoft), otros muchos se esconden tras un velo de silencio y dirigen fábricas, procesos complejos, y aportan muchísimo a la sociedad. Así que, ¿con qué derecho, repito? Luchamos por la inclusión, por la humanidad, por la libertad. No por la discriminación, la exclusión, la alienación. Realmente es esta la sociedad que queremos para nuestros hijos? Es que no se han dado cuenta, de que cualquiera puede tener un/a hijo/a, un/a hermano/a gay, trans, bi? Y solo por su naturaleza los vamos a limitar a enamorarse, a casarse, a tener una familia, como todo hetero tiene hoy derecho de hacerlo en este país??? Que quede claro, el motivo por el que me quiero IR DE ESTE PAÍS es porque no se respetan mis DERECHOS UNIVERSALES a casarme, a tener una familia, y todo porque soy GAY. Hasta cuándo seguiremos con la marginación, la mentalidad obtusa, la burla, la desdicha? Por cierto, tengo 33 años, soy informático y el trabajo que he realizado ha ingresado 5 o 6 millones de dólares a Cuba, anualmente, y llevo 10 años trabajando.
Si Amaury le da por preguntar una u otra cosa, es su programa. Es como si quisieramos que también le preguntará a cada uno: “eres rico ?”.
Y en lo personal, en Cuba todas las parejas de más de 5 años están protegidos por ley. Y lo otro es que muchos HMS tienen su propia autocensura. Salgan adelante. Rompan el miedo. El que no se arriesga, no gana.
Lo que si no creo que vaya a ganarse ahora, es la batalla de la adopción de menores por parejas de homosexuales.
Me parece muy valiente el inicio del escrito ya que el autor reconoce en su persona la existencia de esa Homofobia con la que se pretende acabar y que está en primerísimo lugar, muchísimas veces, en l@s LGTBI (la verdad, no me sé bien las siglas). De donde primero se deben eliminar las pequeñas homofobias y los “ismos”, es de las mentes de las personas que la sufren. Creo que no se trata de iniciar en venganza una campaña de “heterofobia” y catalogar de “cheos” a los heterosexuales varones, o dar sentencias locas de que “la homofoia sí es una enfermedad” (que por cierto bastante horribles y mal pensados eran muchos spots de estos). En la manera que uno se acepte los demás lo aceptarán a uno. En cada uno de nosotros viven si no ideas, semillas de estas que tributan al racismo, homofobia, machismo, fascismo… y muchos otros males que nos horroriza ver en el mundo exterior pero que ya tenemos nosotros dentro. Evidentemente no estoy hablando de esa homofobia brutal que impide el acceso a determinadas estructuras sociales. Me refiero solamente a esa que se menciona en el escrito, sobre todo en su comienzo.
Yo siempre bromeo, apoyándome en el libro de Pagés, con que en Cuba hay tres temas hacia los que gravitan las conversaciones casi siempre: política, deporte y homosexuales. Se hacen chistes de homosexuales, algunos se escandalizan con estas sublimaciones de prejuicios, pero en Cuba siempre se han hecho chistes de todo lo que se mueva, y los homosexuales no son la excepción, para bien o para mal. Ni los LGTBI son perfectos pero el simple hecho de “pertenecer a este grupo de personas”, ni lo somos los heterosexuales por el mero hecho de ser hetero. Los males sociales tienen que ver más con nuestra condición de “humanos” que con las preferencias sexuales. Hay de todo dentro del género humano, desde los más santos hasta los más canallas, sean hetero o no.
Tengo una amiga que tiene hace tiempo una novia, y viven juntas. Y se aman. Y no me lo ha contado ¡por temor a mi reacción! Tal vez debería sentirme lastimado, pero entiendo su preocupación, al final los “cheos” nos hemos creado esa reputación a lo largo de la historia. Ella no sabe que lo sé, pero eso no ha cambiado ni va a cambiar absolutamente nada, salvo su miedo a que la descubra. Con miedo no se llega a ningún lugar, “los derechos no se piden…” Be happy.
No creo que en la actualidad las parejas de homosexuales precisen de una unión matrimonial a la vieja usanza. De cierta forma es replicar hasta el cansancio, y en vano, el hábito burgués de sancionar ante la ley de “Dios” y los hombres, como quieran decirlo, la petición de anuencia pública para vivir en pareja. La ley, en el mejor de los casos, debería contemplar esa posibilidad para los que así la reclamen como un derecho inalienable pero otorgándole mayor importancia a otras prerrogativas, como la de establecer parejas de hecho, que disfruten de todas las potestades y privilegios de constituir no solo un proyecto de vida en común, hijos incluidos, ya sea adoptando legalmente algún niño sin amparo filial o familiar, utilizando técnicas de reproducción asistida o simplemente asumiendo como propios los niños nacidos de relaciones anteriores, sino también disfrutando de los beneficios de herencia y sucesión que la ley contempla para las parejas “convencionalmente” heterosexuales. A nivel social, más allá del debate, mucho ha cambiado. La percepción popular sobre el tema oscila entre la marginación y el rechazo absoluto, cada vez más una práctica minoritaria, y cierta tendencia natural al respeto primero y la aceptación después. En cuanto a la homofobia, que se castiga como un delito en muchos países occidentales, tipificada como un crimen de odio, quizás el código penal vigente debería ser un tanto más explícito al respecto. Por lo demás es preciso reconocer como un acto de valentía personal y una declaración de principios asumir el costo de admitir públicamente la pertenencia a un grupo humano históricamente vilipendiado, por lo menos en la sociedad occidental.
Yo me considero Homofobo y no soy un hipócrita diciendo por ahí lo contrario para quedar bien con la nueva moda, si entiendo que en países como Europa sea muy común que se defienda la homosexualidad porque históricamente en su cultura tuvieron muchos personajes que fueron abiertamente homosexuales, un ejemplo rápido el imperio Romano, pero por favor en Cuba…!?, nunca al menos yo conocí en la historia de mi país a ningún indio Taino o Siboney que fuera gay, o de ningún mambí o cimarrón homosexual, o algún Rebelde o Clandestino gay, entonces no entiendo porque queremos en Cuba darle tanta promoción a esto y a la pregunta de quien nos enseño la heterosexualidad?, pregúntenle a la naturaleza que nos llenamos la boca de decir que es sabía, si quisiera la naturaleza que fuésemos homosexuales nos hubiese echo como los caballitos de mar, pero no lo somos.
Jorge Luis… apretaste! Claro que hubo taínos, siboneyes, rebeldes y… cubanos gay en todas las épocas. Creo que el problema no es darle promoción a la homosexualidad, sino al respeto entre las personas al margen de su orientación sexual.
Estimado Jorge Luis. Tienes todo el derecho del mundo a defender la filosofía de vida que te parezca pertinente pero también debes entender que insistir una y otra vez en desnaturalizar las prácticas homosexuales es intrínsecamente injusto. Empezando por el final. Hasta donde me consta no existen estudios por parte de ningún biólogo marino que establezca la homosexualidad de los caballitos de mar a la que haces referencia. En todo caso es la única especie donde el macho, además de aportar los gametos necesarios para fertilizar los huevos que ponen las hembras, también asume la responsabilidad parental del parto con dolor de sus crías. La reproducción de las especies no tiene que ver directamente con la orientación o condición sexual. Son dos esferas íntimamente relacionadas pero a la vez autónomas. El sexo por placer, la homosexualidad, no es una práctica exclusivamente humana. Es relativamente común en ciertas especies, sobre todo entre los primates y algunos mamíferos marinos, en especial los delfines. En algunos códigos penales está contemplado, incluso como un crimen de odio, la discriminación por cuestiones de género, sexo u orientación. Es posible que se te escape la complejidad del tema y que sientas la necesidad de hacer una declaración de principios masculinos al respecto pero tampoco debes suponer que cualquier campaña pública de reivindicación de los derechos sociales de los homosexuales es un intento por convencernos a todos de “convertirnos” en homosexuales. Quien te responde no es homosexual pero ha entendido, con el paso de los años, que el tema debe ser debatido en la esfera pública, para evitar que se repitan experiencias históricas de discriminación y exclusión. Y si te lees el libro de Abel Sierra Madero, Del otro lado del espejo, quizás puedas hacerte una idea más completa del asunto. Defender los derechos ciudadanos de los homosexuales no significa necesariamente que uno comparta sus preferencias o inclinaciones sexuales. Me atrevo en todo caso a recomendarte que a la hora de ejercer tu derecho a la libre expresión entiendas que somos esclavos de las palabras que proferimos. La lucha por reivindicar los derechos civiles de todos los cubanos no es una moda, sino una necesidad cívica urgente, que nos debe empoderar en nuestra condición de cubanos, sin distingos de ningún tipo ante la ley. Mis saludos respetuosos.
“Yo prefiero aquella máxima tan certera de las feministas norteamericanas de los años ’60: lo privado es político.” Siento que el escrito que nos presentó C.A.R.M. es muy oportuno porque lo hizo en momentos en que la discusión del tema va lentamente creciendo y pasando por los “combates” que justamente hay que dar y por los que intentan aniquilar la discusión. Ha presentado casi todos los elementos que me encuentro cuando hablo de este tema con alguien, asintiendo o divergiendo. Pero yo no soy crítico de periodismo, jajaja!!, voy a ver si aporto algo al debate. Uno de los mitos que encuentro con más frecuencia y fuerza en Cuba es que las manifestaciones públicas de homosexualidad “enseñan” a los niños, ” que es una cosa muy maliciosa”. Y en mi experiencia, no vale la pena preguntar entonces o comparar, ¿y por qué un niño o niña resulta en una persona homosexual si tuvo tantos ejemplos de hembra y varón “rechupeteándose” en la calle? Y digo resulta por generalizar, no todas las personas asumen su identidad sexual y de género, o sus gustos, al mismo tiempo. Creo que el argumento de “los niños” sería uno de los más usados en un hipotético futuro debate público en Cuba sobre el tema, veo que lo usan como escudo, los homofóbicos y homofóbicas creen que vencen cuando dicen: “mira, no es por mi, es por los niños”. Y por favor, quien querrá hacerle daño a una critura inocente!?
También he encontrado en personas homosexuales el pensamiento “colonizado” de que “lo incorrecto es que hayan manifestaciones de amor en la calle, incluso para los heterosexuales”, como si fuera posible separar el amor, los sentimientos de apoyo hacia otra persona porque estemos en los lugares públicos. Caminar de la mano no es prepararse para una penetración es dar y recibir apoyo, aceptación, acompañamiento. Sentarse tocando los cuerpos, por los brazos o las rodillas, es muy agradable porque crea un sentido de unión, de pertenencia, de algo propio entre lo público. !Cuántas canciones y poesias, que se consideran lo mejor o lo más popular, se repiten hasta al cansancio en: “toma mi mano, tomo tu mano, caminemos de la mano, te besé en la escalera, te besé en la escuela, te grité te amo, lo grité frente a todos” !Cuánto se retuercen “las estrellas” en sus canciones lastimeras porque nadie conoce y “los demás no aceptan nuestro amor”! Y eso que es un amor heterosexual, y ya sufre por estar escondido. Una persona todo el tiempo vive y expresa su identidad sexual, aunque no en todo momento está pensando en sexo o quiere hacer notoria ante otros su identidad sexo-género, pero desde la homofobia se cree que los y las homosexuales se esfuerzan insanamente en “pajarear”. La Humanidad es sexo-género diversa, nuestra Patria es Humanidad por la universalidad de nuestros valores fundacionales y actuales, nuestra Patria es sexo-género diversa.
en el programa de amaury se dicen cosas y se dejan de decir otras, es parte del libreto y el guion, porque hay que hablar de cosas innecesarias, para que, casi en el 10% de los casos los entrevistados han logrado sus exitos por estar vinculados, familiar o comercialmente a un extranjero, que lo hace “famoso” y lo descrube fuera de Cuba y luego vuelve a Cuba, eso tampoco se dice. mas que hetero u homos (masculinas y femeninos), o plantear “de eso no se habla”, veamonos con respeto a la diversidad (religiosa, pensamiento, cultural, económica, de instruccion, de educación, etc.) porque somos CUBANOS y eso es lo que importa y lo que da a entender amaury en su programa y en otros menos populares de la televison y la radio. creo que es de mal gusto expresar los sentimientos intimos en publico (sean de donde sean), com tambien resolver los problemas personales en la calle halando alto, o con la violencia (y por eso antes eramos fóbicos a las religiones afrocubanas, quizas algunos lo sean aún), creo que nos falta mucho todavia en el campo de nuestra propia formacion cultural como pueblo instruido (que si somos y lo demostramos), para entender ciertas manifestaciones del comportamiento humano. en cuba no hay un “destape” al estilo español de los 70, ni tampoco es necesario, aunque nos lo recalquen muchas veces en filmes (a mi entender producidos para vender en el extranjero), donde se exaltasobremanera lo homo o hetero del cubano por gusto. hay bastante que hablar sobre este tema. excelente articulo
en el programa de amaury se dicen cosas y se dejan de decir otras, es parte del libreto y el guion, porque hay que hablar de cosas innecesarias, para que, casi en el 100% de los casos los entrevistados han logrado sus exitos por estar vinculados, familiar o comercialmente a un extranjero, que lo hace “famoso” y lo descrube fuera de Cuba y luego vuelve a Cuba, eso tampoco se dice. mas que hetero u homos (masculinas y femeninos), o plantear “de eso no se habla”, veamonos con respeto a la diversidad (religiosa, pensamiento, cultural, económica, de instruccion, de educación, etc.) porque somos CUBANOS y eso es lo que importa y lo que da a entender amaury en su programa y en otros menos populares de la televison y la radio. creo que es de mal gusto expresar los sentimientos intimos en publico (sean de donde sean), com tambien resolver los problemas personales en la calle halando alto, o con la violencia (y por eso antes eramos fóbicos a las religiones afrocubanas, quizas algunos lo sean aún), creo que nos falta mucho todavia en el campo de nuestra propia formacion cultural como pueblo instruido (que si somos y lo demostramos), para entender ciertas manifestaciones del comportamiento humano. en cuba no hay un “destape” al estilo español de los 70, ni tampoco es necesario, aunque nos lo recalquen muchas veces en filmes (a mi entender producidos para vender en el extranjero), donde se exaltasobremanera lo homo o hetero del cubano por gusto. hay bastante que hablar sobre este tema. excelente articulo
Este artículo está espectacular. Felicidades al autor y me uno a sus reclamos. Cuando se toca el tema de la lucha contra la homofobia se habla mucho de la tolerancia hacia los homosexuales, pero creo que la palabra que hiciera justicia no es tolerancia sino aceptación. La tolerancia se ejerce desde una posición superior, donde se empieza a ver al sujeto tolerado como algo inferior que por civismo se le tiene que permitir tener su espacio, pero la ACEPTACIÓN es una relación de iguales, donde nuestra libertad es absoluta siempre que encuentre su finalidad en la libertad del otro. Así mismo debería ocurrir con la política, con el tema racial, con el tema religioso.
ay tu niño
Valiente y atinado comentario el tuyo máxime cuando con cierta expectativa,observamos desde fuera “marchas” y aprobaciones que hace unos veinte años eran imposible ( y menos también)…. No soy partidaria de excesos innecesarios pero entiendo que SI hay que reivindicar nuestros derechos entre otras cosas porque nada nos lo puede limitar y aunque tampoco sea lo más importante exhibir el amor tampoco hay por qué esconderlo.
Sabes que me gustas, me gustas como ser humano, me gustas como escritor y periodista pero sobre todo me gustas porque eres muy honesto en tus maneras y haces de ella cómplice al lector inteligente sea cual fuere su orientación sexual.
Un abrazo
Muy buen atriculo un detalle : 10 jornadas contra la homofobia o sea 10 años de bla bla bla congas bailoteos pero legislación 0.
¡EXCELENTE!