Si la Casa Blanca espera a sincronizarse con el Congreso para activar completamente el inciso comercial de su nueva política hacia Cuba, los empresarios de Miami, Tampa y de Estados Unidos en general, tendrán permiso para hacer negocios solo cuando el resto del mundo haya plantado bandera, tanto en el comercio como en la apertura a la inversión extranjera decretada desde La Habana.
Ventajas naturales como la proximidad geográfica, pierden peso cuando socios más tradicionales como España, China o Brasil Vietnam, en el mismo momento histórico en que la Cámara de Representantes de EE.UU. aprueba proyectos para congelar el deshielo con Cuba.
La exportación de alimentos de Estados Unidos a su vecino reconciliado disminuyó en un 37 por ciento en el primer semestre del 2015 con respecto al año anterior, según reveló un informe de la U.S.-Cuba Trade and Economic Council. La caída de las ventas coincidió con el nacimiento de una alianza de empresas de la agroindustria norteamericana, la U.S. Agriculture Coalition for Cuba, surgida como parte de una campaña para convencer al Congreso de los beneficios del llamado post-embargo: es mejor comerciar que bloquear.
Nadie mejor que Barack Obama conoce los particulares tempos y caprichos de la tozuda mayoría republicana atrincherada en el Capitolio de Washington en contra de su Administración. Él sabe que no hay una solución mágica: todo está en la Constitución, donde se delimita quién es qué en Washington D.C.
Así que, con la Carta Magna en la mano, su mejor respuesta a la demora de sus opositores es el uso de los poderes ejecutivos de su cargo para desarmar por decreto el muro económico levantado contra Cuba.
Esa posibilidad estuvo sobre la mesa en una recepción efectuada en la propia Casa Blanca el pasado 22 de julio. Auspiciado por la coalición Engage Cuba, el encuentro reunió a probables actores de la “diplomacia comercial” hacia la isla, y puso bajo el mismo techo a algunos de los potenciales afectados por el desfase del Congreso, como a los empresarios cubanoamericanos interesados en hacerse un lugar en la nueva economía que se construye en el país de sus ancestros.
Algunos salieron ese día del número 1600 de la Avenida Pennsylvania seguros de que Obama dará nuevos pasos de carácter económico sin esperar por el legislativo, como relató uno de los participantes al diario español El País.
Un Presidente de los Estados Unidos no puede levantar las restricciones y sanciones relativas a Cuba que se encuentran codificadas en leyes: derogarlas es una facultad exclusiva del Congreso. Pero sí tiene autoridad para modificar su aplicación, como ha recordado el mandatario cubano Raúl Castro en cada uno de los discursos que ha pronunciado desde diciembre de 2014.
“El presidente puede eliminar las restricciones en las exportaciones de Estados Unidos y, al mismo tiempo, puede permitir la importación de productos cubanos”, explicó en octubre de 2014 el abogado estadounidense Robert Muse, una de las autoridades legales en el tema, durante una videoconferencia conjunta entre el Ministerio de Relaciones Exteriores de La Habana y la entonces Oficina de Intereses de Cuba en Washington.
A partir de entonces, los diplomáticos cubanos comenzaron a utilizar la frase “dejar al bloqueo como un cascarrón vacío”, para describir mediantes una metáfora la posibilidad de desactivar o rescindir muchos de los elementos contenidos en el llamado embargo.
¿Qué puede hacer Obama? La lista es extensa. Es más fácil enumerar qué no puede hacer: autorizar los viajes turísticos, conceder créditos para la compra de productos agrícolas, permitir a las subsidiarias estadounidenses en terceros países comerciar con Cuba, y derogar el propio bloqueo. Todo lo demás, queda en sus manos.
Barack Obama no estaría agregando nada extraordinario a su historial político. A partir de 2014, cada vez que el Congreso republicano amenaza con sabotear su agenda, el Presidente de los Estados Unidos explora sus posibilidades y firma una orden ejecutiva o emprende una acción similar a través de alguna agencia o departamento del gobierno federal.
Un informe elaborado por el Servicio de Investigación Congresional reconoce que la Administración tiene “autoridad de otorgar licencias para enmendar las regulaciones del embargo”, al explicar por qué la Casa Blanca podía modificar las restricciones a los viajes y el envío de remesas.
Robert Muse dijo, antes del deshielo, que desbloquear económicamente a Cuba le tomaría a Obama el tiempo que demora escribir su nombre sobre un papel, algo que sabe hacer muy bien el Presidente de los Estados Unidos, sobre todo cuando la mayoría republicana amenaza con virarle el juego.
En vísperas de la ceremonia de izamiento de la bandera en la embajada de Estados Unidos en La Habana, el grupo de activistas de origen cubano Cuban Americans for Engagement dijo que “la rectificación del presidente Obama coloca a su administración a la altura de los grandes valores de la nación norteamericana”, y seguidamente exhortó a la Casa Blanca “a lanzar un nuevo paquete de medidas por el cual se desmantele de un solo golpe todo lo que del embargo pueda ser levantado desde la rama ejecutiva. No hay nada que pedir a cambio por acabar lo que ha sido una violación del derecho internacional desde el inicio.”
#Javier Ortiz , y que puede hacer Raúl Castro?
Hola, Crusoe. Gracias por leerme y comentar. El bloqueo es una acción unilateral por parte de Estados Unidos; Cuba y sus líderes no pueden hacer nada para acelerar su levantamiento.
En nombre de la verdadera democracia y los derechos humanos se debe elimar sin retraso el bloqueo a Cuba.