Este año habrá de todo. En materia de ciencia, tecnología y medio ambiente las perspectivas trasiegan optimismo, escepticismo, la mezcla de ambos, y también una alta dosis de futuros tan inciertos como irremediables. ¿Alguien entiende algo?
Mosquitos adulterados
La organización World Mosquito Program empezará a producir mosquitos que combaten enfermedades en una fábrica de Brasil, el territorio con más casos de dengue del planeta.
Serán ejemplares infectados por una cepa bacteriana que les impide transmitir virus patógenos, y que podrían llegar a proteger hasta a 70 millones de personas ante enfermedades como el dengue o el zika, según adelanta la revista estadounidense Nature.
Moustiques anti-maladies : quelle est cette expérience qui sera conduite avec 5 milliards d'insectes en 2024 ? Merci @CNEWS! https://t.co/kNsFl6WbPa
— World Mosquito Program (WMP) (@WMPglobal) January 5, 2024
Los planes de WMP son infectar hasta cinco mil millones de mosquitos por bacterias al año y durante las próximas décadas.
IA. Las siglas que aterran a muchos y esperanzan a otros
La comidilla en 2023 fue la Inteligencia Artificial, esa caja de Pandora de difícil pronóstico, que puede, con sus todavía fallas escandalosas, pensar sobre sí misma, ejecutar reflexiones en dos palabras.
Se augura que GPT-5, el modelo de lenguaje complejo de OpenAI, llegará a finales de año.
¿Qué supondrá? De hecho, incrementará las capacidades de la IA, ya de por sí sobradas en la escritura de textos científicos y médicos.
El padre de la criatura, Sam Altman, un estadounidense de 38 años de origen judío, asegura que no podrán saber qué misterios encierra el software hasta que no la entrenen y demuestre su verdadero potencial.
En este campo, la competencia suele ser feroz. Así que también se consolidará Gemini, una IA con capacidad de resolución y aprendizaje de DeepMind, empresa de Google.
Se utilizará para predecir con gran precisión las formas tridimensionales de las proteínas, lo que ofrecerá zancadas cognitivas en el mundo de la biología molecular.
Escrutando el universo por el ojo de cerraduras inauditas
En 2024 iniciarán operaciones dos de los telescopios terrestres más importantes. El Observatorio Vera C. Rubin en Chile, con un estudio planificado a diez años de todo el cielo del hemisferio sur, buscando supernovas y asteroides.
Por otro lado, el Observatorio Simons, en el desierto chileno de Atacama, husmeará los confines del espacio para cazar firmas de ondas gravitacionales primordiales en el fondo cósmico de microondas.
Por su parte, en octubre, la nave Clipper de la NASA partirá hacia la luna Europa, del planeta Júpiter. Su objetivo es otra obsesión de los astrónomos. Determinar si el océano subterráneo del astro podría albergar vida.
COVID-19. Un viejo conocido siempre de moda
Si pensaron que la pandemia de COVID-19 había pasado página, pecan de optimistas e ignoran a Mario Benedetti (1).
Aunque, en 2024, probablemente tengamos una nueva generación de vacunas contra el SARS-CoV-2 que otorgue inmunidad duradera contra una amplia gama de variantes del virus, hay que acostumbrarse a ver más variantes.
“La única constante en todo esto es el cambio continuo. Así que las personas deben esperar que el virus continúe evolucionando”, avisa el Dr. Ziyad Al-Ally, investigador de COVID-19 y profesor adjunto de Medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en San Luis, Estados Unidos, país que tuvo la peor mortalidad de la pandemia a nivel mundial.
Los perros le ladran a la Luna, los científicos también
La Luna, que para algunas teorías conspiranoicas es un artefacto hueco y espía de los extraterrestres, volverá a ser objeto de deseo este año.
Si bien no habrá un nuevo alunizaje, la misión estadounidense Artemis II transportará a cuatro astronautas y los hará sobrevolar la superficie lunar durante 10 días.
Y China, un formidable competidor advenedizo en la carrera lunar, lanzará en mayo la misión Chang’e 6 para llegar a la cara oculta del satélite natural de la Tierra.
Si tiene éxito, sería la primera vez que se obtengan muestras de esta zona inexplorada, lo que podría ayudar a revelar información valiosa sobre la historia lunar.
Una materia oscura como fábrica luz
En la ciencia lo que sobra son las paradojas y una de ellas es comprender, mediante un experimento óptico, cuál es el proceso en el que unas partículas teóricas conocidas como axiones se convierten en fotones, las unidades de las que está conformada la luz.
También habrá torneo de superordenadores. Dentro de pocas semanas, entrará en acción en Europa la supercomputadora Júpiter. Su tamañazo es espectacular: cubre un espacio equivalente a cuatro canchas de tenis y necesita 260 kilómetros de cableado para funcionar.
Con un billón de cálculos por segundo, la máquina deberá crear gemelos digitales del corazón y del cerebro, para entenderlos mejor, y generar simulaciones de alta resolución del clima de la Tierra.
Los estadounidenses no se quedan atrás. Obturarán el On a un par de monstruos cibernéticos: Aurora, en el Laboratorio Nacional de Argonne, en Illinois, y El Capitán, en el Laboratorio Nacional Lawrence Livermore, en California.
¿Sus misiones para 2024? Elaborar mapas de circuitos neuronales del cerebro y simular efectos de explosiones de armas nucleares. ¡Vaya disparidad de fines!
El malo de la película no muere esta vez
El año que acaba de comenzar podría ser el primero en que la temperatura media global de la superficie supere el umbral de 1.5 °C más cálido que la era preindustrial, informó la Oficina Meteorológica del Reino Unido.
Los ingleses, como siempre, tan flemáticos como precisos. Su criterio está en línea con la evaluación de julio de 2023 de la Organización Meteorológica Mundial, al confirmar que estaba desarrollándose un evento El Niño.
“La aparición de El Niño aumentará considerablemente la probabilidad de que se batan récords de temperatura y de que se desencadene un calor más extremo en muchas partes del mundo y en el océano”, confirmó el secretario general de la OMM, Petteri Taalas.
Es casi un hecho y lo veremos este verano boreal. El rancio Met Office, que casi nunca se equivoca, pronostica que la temperatura media global para 2024 estará entre 1,34 °C y 1,58 °C (con una estimación central de 1,46 °C) por encima de la temperatura media preindustrial.
En el Acuerdo de París de 2015, se convenió tratar de evitar temperaturas globales superiores de 1.5 °C que sobrepasara los niveles preindustriales. Recuerden que eso es entre 1850 y 1900, cuando el capitalismo era todavía unas cuantas chimeneas humeantes.
Científicos advierten posibilidad de superar el umbral de calentamiento global en apenas siete años
Los científicos juegan a ser cautos y no dramáticos. Dicen que superar de manera temporal la barrera de 1,5 grados Celsius no representa una violación del tratado parisiense.
Ahora bien, si finalmente 2024 será el primer año con temperatura media global por encima de 1.5 °C, nadie le arrebatará el honor de ser un hito en la desdichada historia climática de nuestro planeta.
¿Alguien querrá apearse del mundo? Está a tiempo.
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(1) “Un pesimista es sólo un optimista bien informado”, Mario Benedetti, Rincón de Haikus, 1999.