USA Today calificó a Estados Unidos como “el lugar más peligroso en el mundo desarrollado para dar a luz”. De acuerdo con el diario, las altas tasas de mortalidad materna (26,4 por 100,000 habitantes) se deben en gran medida a la negligencia de hospitales, médicos y enfermeros, que no realizan comprobaciones básicas de seguridad como el control de la pérdida de sangre después del parto y el de la presión alta.
Los doctores y las enfermeras, dice el reportaje, saben cómo podrían proteger a las madres, pero simplemente no lo están haciendo. Deben rastrear la pérdida de sangre para poder reconocer si existe peligro antes, y administrar medicamentos una hora después de detectar presión alta para evitar accidentes cerebrovasculares.
No son procedimientos complicados, ni requieren una tecnología costosa. Se encuentran entre las cosas básicas que los especialistas recomiendan porque pueden salvar la vida de las madres. Sin embargo, los hospitales, médicos y enfermeras continúan ignorándolos.
El diario cita un estudio, dirigido por Alison Young, que prolonga una investigación similar llevada a cabo por ProPublica y el New York Times. De acuerdo con sus resultados, más de 50 000 mujeres resultan gravemente heridas durante el parto cada año, y 700 fallecen.
Muertes por 100,000 nacidos vivos
Aseguran, además, que el número de mujeres que fallecen antes, durante o después del parto se ha duplicado desde la década de los 90.
“En Estados Unidos, la nación más poderosa de la Tierra, ninguna mujer debería morir de embarazo y parto”, dijo Michael Lu, decano asociado de la Facultad de Salud Pública de la Universidad George Washington.
Los mayores problemas se localizan entre mujeres no blancas y de bajo nivel socioeconómico. Según el estudio, las afroamericanas tienen tres veces más probabilidades de morir a causa del embarazo y el parto, comparadas con las mujeres blancas.
Se trata, dijo Lou, de “una brecha que no hemos podido cerrar durante décadas”.
“Un estudio en la ciudad de Nueva York” –añadió—“estimó que la tasa de complicaciones potencialmente mortales se reduciría a la mitad si las mujeres afroamericanas dieran a luz en los mismos hospitales que las mujeres blancas”.
Como dato significativo, el único lugar de Estados Unidos en el que la mortalidad materna no ha aumentado es California.
Este estado ha identificado estos problemas con la atención hospitalaria e implementado un plan con los llamados “paquetes de seguridad”, es decir, mejores prácticas, protocolos, herramientas y otros recursos diseñados para mejorar la calidad del parto y la seguridad de las madres.