1- Cáscaras de mango: A veces ni siquiera llegaba a probar el mango, las cáscaras eran el desecho de otra niña hambrienta pero con más posibilidades económicas.
2- Azúcar: La tarifa estable entre las niñas contrabandistas de la beca era de dos cucharadas grandes de azúcar prieta por 1 peso, una cucharada chiquita de leche en polvo por 1 peso y media cucharada raza de refresco Toki por 2 pesos.
3- Cerelac: Algo horrible que le daban a mi abuela por la libreta. Me llevaba una jaba llena para la escuela escondida en un zorro de peluche para que pudiera pasar por la puerta sin ser decomisada. Cuando llegaba a mi cuarto le abría la barriga al muñeco con una tijera y le daba un poco a mis mejores amigas y a veces lo vendía o lo cambiaba por chicharrones.
4- Plátanos machos semicrudos con cáscara: Nos robábamos los plátanos de la cocina y los hervíamos a medias, enteros y con cáscaras, en cubos plásticos de agua con calentadores hechos a mano con una lata de compota, una de leche condensada y cuatro palitos para evitar el cortocircuito.
5- Zumo de limón: Cuando se acababa el azúcar y no había dinero para comprarla nos exprimíamos un limón en la boca. Era algo que caía en el estómago como una bola de fuego. Después de eso se te quitaba el hambre, era muy efectivo. Lo malo es que decían que el limón te cortaba el desarrollo y creo que tenían un poco de razón.
6- Aceite de pescado enlatado: Mi mamá me mandaba unas latas de Jurel que eran permitidas por las entrenadoras porque no engordaban. Cuando se me acababa el pescado me tomaba el aceite a trucutrucu con la nariz tapada. Era asqueroso pero llenaba.
7- Hojas de trébol: El Trifolium es un género que comprende unas 250 especies aceptadas, de las más de 1100 descritas de plantas de la familia de las Fabaceae (Leguminosae), conocidas coloquialmente como tréboles. Son deliciosos y se daban silvestres en los alrededores de la escuela. Me podía comer hasta tres mazos diarios. Hace unos días me los encontré en el Jardín Botánico y me di gusto.
8- Pasta Perla: Venía en un tubo plateado y tenía varios usos. El primero era alimentario, el segundo higiénico. También se usaba como goma de pegar. Luego el tubo se picaba en tiritas y servía para sellarme las trenzas que me hacía en toda la cabeza.
9- Salbutamol y benadrilina en jarabe: Un sustituto de la fresa, muy rico. Las niñas nos sentábamos en círculo y nos pasábamos los pomos como si fuéramos auténticas borrachas en pleno éxtasis, luego taquicardias y al baño.
10- Un día asamos una rana pero no tuvimos el valor.
Esto es increible!!!! y después los cubanos dicen que pacsan hambre, pero si inventan cadas platos…. que eso no tiene nombre!!!
Diez variantes de una misma sensación: hambre. Curioso que de todas las posibilidades la autora rechazara la más comible: la ranita…¡Pecado!, gritarían los chinos…
Cómo te dicen niña?? Isabel la de Auschwitz?? Ay caramba…
Flojito, y algo exagerado, yo tengo 21 años y estuve becada en un IPVC, y también tengo las memorias de primos que andan por los 30; sumadas las de mi madre que tiene 48 y estuvo becada en un Preuniversitario, las de mi abuela que es maestra Macarenko, anda por los 75… y las de mi hermano en la escuela al campo, tiene 19, mmmm, apretaron, le estoy perdiendo el gusto a OnCuba
Según esto, no nos convertimos en caníbales de milagro. Exagerado es poco.
No sé dónde crecieron algunos foristas ni a qué escuelas fueron. Yo comí el 90 por ciento de las cosas que menciona la autora. No generalicen, ni para un lado ni para otro.
Buenísimo, gracias por este testimonio… No poca historia cotidiana está por contarse todavía…
Coincido con la autora que hubo que comer cada cosas que mejor no acordarse…estuve becado en Ceiba del Agua del 95 al 98…cosas que también se comían por aquel tiempo y que tuve el placer de degustar:
– Cremita de col (una especie de torta elaborada con col picada bien pequeña o molida y almibar que se dejaba endurecer hasta ponerse dura)
– Barquillo de helado con azucar ( estreñimiento seguro y el estomago como un palo)
– Refresco de pepino (agua con azucar y pepino molido, lo vendían a 5 ctvos en una cafetería de la zona)
– Cascara de platano burro con sal (sin palabras)
– “Limonada” (elaborada con miel de purga y naranja agria, una verdadera bomba para el estómago)
pues yo me reí mucho pq me acordó a mi etapa de pre en la Vocacional de Guantánamo y la de mi hermana también y coincidimos en muchas cosas que dice la autora.
Jajajaja, en Cuba no hay Trébol!!!!! Eso que comías se llama Oxalis corniculata, familia Oxalidaceae, Vinagrillo por nombre vulgar, la misma familia del Pepinillo-árbol y de la Carambola, contiene mucho ácido oxálico y puede ser tóxico!!
Solo conocí una persona que se tomaba todo el cerelac, jja oye pero esta duro lo de las cascaras de mango jaja con imagen y todo, en la beca se inventaba de todo pero el tiempo de mango era la salvacion y no creo que por las posibilidades economicas porque es raro la beca que no tenga matas de mango o en los alrededores.
Yo me comí todas las oxalis corniculatas que me encontré en mi camino, qué ricas son… ay que ganas de comerme un manojo!!
Recuerdo una competencia de tomar CERELAC cuando estaba en el pre en el 95, 11-10 quedo la contienda, después no se quien gano yendo al baño… jajaja… sin dudas duros pero felices tiempos de adolescencia.
Después de leer todos los comentarios, presumo que soy más viejo. Tengo 65 y déjenme decirles que yo y mis generación comió cosas peores. Buen artículo!
y qué me dicen de los filetes de cáscara de toronja? Fueron el hit parade del Forum de ciencia y técnica en isla de Pinos. El problema es que en la escuela nacional de gimnasia velaban porque las niñas no engordaran. pero apretaban. Yo sé muy bien que eso es cierto. Y menos mal que en esos tiempos no había on cuba porque si no… también se lo comían.