Durante los 26 años que llevo visitando La Habana, una cosa ha sido cierta: nunca he pasado una noche aburrida. Desde los oscuros días del “Período Especial” hasta la época de euforia por los Rolling Stones en la Ciudad Deportiva, en 2016, la ciudad siempre se las ha arreglado para ofrecer un espectáculo electrizante.
Mi visita más reciente no me decepcionó; la vida nocturna en La Habana fue tan animada como siempre, con una sorprendente cantidad de nuevos lugares para probar y explorar.
Aquí están mis favoritos.
Fábrica de Arte Cubano
Incluida en la lista de los “100 mejores lugares del mundo” de la revista Time (2019), este icónico lugar artístico de La Habana continúa ofreciendo un apasionante repertorio de entretenimiento —desde danza alternativa hasta películas inquisitivas—, en una comunidad única en su tipo; un laboratorio de arte.
Localizada en una antigua fábrica en El Vedado, FAC cuenta con una galería de arte contemporáneo, sala de conciertos, discoteca y un lugar de encuentro cultural y está repleta de innumerables escenarios alimentados por una lista en constante renovación de talento cubano e internacional. En una noche cualquiera, en vez de simplemente presenciar un tipo específico de actuación, en FAC disfrutarás de una mezcla ecléctica. En visitas anteriores disfruté de coros a capella, artistas de rap, conjuntos de jazz y bailarines de tango, todo en una misma noche por 2 dólares la entrada.
Moderno, pero sorprendentemente modesto, el gran interior de estilo Bauhaus es un gran sitio para relajarse y pasar el rato con amigos o socializar por cuenta propia, disfrutando de las impresionantes exhibiciones de arte y conociendo a algunos de los creadores y artistas mientras vas de salón en salón.
Siempre me gusta llegar temprano a la Fábrica (alrededor de las 8 p. m.) para pasear por la galería, consultar el programa de música y visitar los bares y restaurantes antes de que irrumpa la multitud. Las actuaciones se llevan a cabo durante toda la noche en un laberinto de salas iluminadas. ¡Es un viaje emocionante!
El Dandy
Un afable empleado te da la bienvenida en la entrada. En el bar los camareros hacen malabarismos con platos de comida y copas de coctel. Hay jóvenes habaneros con camisetas en las que se lee: “Asere ya, gracias” (compradas en la cercana tienda Clandestina). Comparten café fuerte y mojitos sentados alrededor de las mesas del interior.
Ubicado en la esquina sureste de la Plaza del Cristo, El Dandy es un café muy moderno y retro al mismo tiempo. El arte fotográfico destaca en la decoración (las bailarinas de ballet ocupan un lugar destacado).
Al anochecer, se transforma mágicamente en un romántico bar de cocteles. Para mí, es un excelente lugar para sentarse solo con un cafecito y contemplar la cotidianidad cubana en la plaza de afuera: ruidosos juegos de béisbol, ruido de bici-taxis y gente comunicándose con sus familiares en la zona wifi al aire libre de la plaza.
El Bleco
Situado a un lado del Malecón, de frente a una estatua ecuestre de Antonio Maceo y con una vista panorámica del Estrecho de la Florida, El Bleco se ha establecido como uno de los lugares de moda para disfrutar una puesta de sol en La Habana.
Ubicado en el primer piso de un edificio renovado de estilo neoclásico, con una terraza medio cubierta y medio abierta y un techo tradicional de paja cubana, del bar emanan unas vibras inspiradas en relajantes sesiones de DJ y asientos acolchonados con un staff de camareros más modernos que uno.
Los altos precios sugieren que es más probable sentarse al lado de un turista que de un local. Las bebidas de El Bleco son buenas y la comida es famosa por su media docena de inusuales variedades de pizza, incluida una de Nutella con un sabor épico.
Yarini
Nombrado por un infame chulo de barrio asesinado a tiros en las calles de La Habana Vieja en 1910, este bar/restaurante ubicado en una azotea es un lugar de referencia en el prometedor distrito de arte de San Isidro.
No hay una señal de entrada clara, solo un logotipo de sombrero de verde neón en la Calle San Isidro, frente a un desconcertante mural de graffiti: 2+2=5.
Escaleras arriba hay un hermoso espacio para sentarse al aire libre, ataviado con una saludable profusión de helechos verdes y luces amarillas.
El aura fresca refleja el ambiente. Este es San Isidro, lugar donde puedes compartir espacio con un grupo liberal de artistas, periodistas, actores y académicos. El Movimiento San Isidro nació en las calles aledañas en 2018, y al lado está la galería del conocido actor cubano Jorge Perugorría.
Si tienes hambre, te ofrecen un menú de comida con platos clásicos cubanos.
Michifú
Muchos de los edificios enmohecidos de Centro Habana parecen tan viejos y destartalados como los automóviles estadounidenses que recorren las calles de la ciudad. Pero, como le dirá cualquier persona familiarizada con la ciudad, los interiores cuentan una historia diferente.
Michifú es un diamante en bruto clásico, un piano bar con sabor francés ubicado en la Calle Concordia. Su interior elegante y creativamente iluminado está decorado con un arte que provoca la reflexión y adornado con acentos de colores nítidos (tenga cuidado con las pantallas de lámparas estilo Warhol). Desde su apertura, a principios de 2019, el establecimiento ha ganado una base de seguidores entusiastas por su ambiente relajado, cubano y galo, y por su comida a precios razonables, incluido un excelente pisto de tomates y vegetales.
Para mí, Michifú es un gran lugar para calentar motores con un aperitivo antes de cenar en La Guarida, la abuela de los restaurantes privados de Cuba, ubicada una cuadra al oeste de ahí.
El Antonia
Desde su apertura en julio de 2022, este pequeño y peculiar espacio en La Habana Vieja, apropiadamente llamado Sabor y Sonido, se ha establecido como uno de los locales de música más geniales de la ciudad. En un restaurante excéntricamente decorado en la calle Compostela, el “sabor” proviene de la comida cubana clásica —incluida la mejor ropa vieja que he probado en mi vida—, mientras que el “sonido” es cortesía de talentosas bandas en vivo que, apretujadas en un pequeño escenario detrás de la barra, entretienen a los oyentes con música suave. Espere encontrar trova melodiosa, boleros sinceros, jazz y un poco de bossa nova. Consulte su página de Facebook para conocer los horarios.
Azúcar Bar & Lounge
Como un palco de teatro sobre la animada vida callejera de la Plaza Vieja, Azúcar es, posiblemente, el mejor lugar de La Habana para sentarse en un sofá y disfrutar de un gran coctel con ron. Atraído por la decoración minimalista y la música suave, suele ser el primer sitio que visito cuando regreso a La Habana después de un largo descanso. Al relajarme en su interior blanco y luminoso (o en el balcón del primer piso), puedo volver a examinar la ciudad, empaparme de su atmósfera y ver lo que ha cambiado desde la última vez que estuve allí.
Los cocteles artísticamente presentados son la pieza clave, mientras que mi bebida preferida es usualmente un cortado sin azúcar, seguido de un refrescante jugo de frutabomba. Azúcar también hace buenos tacos. Una vez me sirvieron un inolvidable tres leches en una lata reciclada.
Fangio Habana
Juan Manuel Fangio, el chofer argentino de autos de carrera, tuvo una relación difícil con Cuba. En 1958 los rebeldes del grupo M-26-7 lo secuestraron en el Hotel Lincoln de La Habana en vísperas del Gran Premio de Cuba y lo liberaron ileso menos de dos días después. En esas circunstancias, quizás no sea sorprendente encontrar un restaurante que lleve el nombre de esa estrella del deporte.
Fangio Habana es un paraíso gastronómico alojado en el Hotel Claxon, un alojamiento boutique inaugurado en abril de 2022 en la calle Paseo, la gran avenida de estilo parisino de La Habana.
Antiguos carteles de carreras, bombas de gasolina y carteles de Esso están repartidos por toda la ecléctica mansión de principios del siglo XX, donde los comensales pueden degustar desde pulpo a cordero estofado en una serie de salas interconectadas y bonitos jardines. Pero lo más destacado es la música en vivo en la terraza de la azotea. Fangio se está convirtiendo rápidamente en el lugar perfecto en La Habana para disfrutar de los aterciopelados sonidos del jazz cubano mientras el sol se pone.
Yarini fue un chulo pero no un infame, busquen su historia!