Varios baches y un camino

Foto: El Revolcón, base de datos nacional del hueco

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“Fulano está en un bache” decimos de alguien que pasa por un mal momento. “Tiene la forma de la cara bonita, ¡lástima que la tenga llena de baches!”, retratamos a cualquiera castigado por el acné. “Yo no caigo en ese bache”, dice otro que evita una falta grave. Baches, baches…estamos rodeados de baches.

Su abundancia es tal que han calado en el gracejo popular y sus acepciones son casi tan diversas como huecos hay en todo el país.

Ya que para algunos, los cubanos andamos de bache en bache, he decidido compartir una breve clasificación, suerte de acercamiento a una ciencia que bien pudiéramos patentar: la bacherología. A fin de cuentas ingenio y entusiasmo nunca nos han faltado, ¿no?

Baches clásicos

Los baches clásicos, a diferencia de los modernos, no se valen del vacío para dar el golpetazo, sino de las piedras que casi siempre albergan en su interior.

En Cuba son muy comunes debido a la gran cantidad de calles sin asfalto que existe en toda la geografía nacional. Incluso en ciudades urbanizadas como La Habana uno se topa con lodazales creados por estos “clásicos”. ¿Quién diría que en pleno siglo XXI los cubanos tendríamos el privilegio de enfangarnos en un monumento histórico?

Foto: El Revolcón, base de datos nacional del hueco
Foto: El Revolcón, base de datos nacional del hueco

Baches batidoras

Habitan en manadas y son grandes depredadores del equilibrio humano. Aunque no hay estudios al respecto, se cree que son endémicos, pues su auge se debe a la aplicación de un nuevo asfalto (mezcla de chapapote, con poca piedra y nada de cemento) nativo de Cuba.

Zarandean lo mismo a un auto Lada que un ómnibus Yutong de modo que los pasajeros se mueven como trozos de fruta dentro de una batidora. El efecto es más claro si uno viaja en los camiones de carga adaptados para el transporte de personas. En un carromato de esos frente a un bache de este calibre, si el pasajero no se aguanta bien, lo mismo puede caer sobre el busto de una señora que perder la prótesis dental. Anécdotas sobran…

Baches patrimonio

“Allí está, vetusto e incólume, con el mismo calado de siempre, enfrentando al tiempo”. Me divierte imaginar a un erudito hablando así sobre ciertos baches, que parecen estar protegidos por alguna Oficina del Historiador. Sí, porque aunque no dudo que existan en zonas rurales, son abundantes en los centros urbanos. Allí plantan bandera y nadie atenta contra ellos. Existen para atentar contra nosotros, y sí que son eficientes.

Baches ametralladoras

Son una manada de hoyos que proporcionan una ráfaga de leñazos a toda goma que los atreviese, dejando a la persona con una fuerte sensación de haber sido tiroteada donde la espalda pierde el nombre.

Baches cráteres

Crecen en solitario y proporcionan un golpe seco y rotundo a quien se tropieza con ellos. Pueden, al igual que los “batidora” tumbar prótesis dentales, pero sin dudas sus mayores riesgos son para los conductores que, desconociendo su ubicación, caen a altas velocidades en ellos.

Foto: El Revolcón, base de datos nacional del hueco
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Baches miércoles

Son hendiduras profundas, pero poco anchas que se encuentran a tramos casi siempre equidistantes y atraviesan de lado a lado la vía. Nadie puede esquivarlos. Son comunes en algunos puentes y calles pavimentadas. Sus golpes son secos y cortos.

Baches Orinoco

Ni usted lo entiende ni yo tampoco… pero ahí están. Se trata de baches excéntricos ubicados en medio de las pocas vías bien asfaltadas de la isla, como céntricas avenidas o tramos de la carretera central dentro de las ciudades. Suelen ser agujeros que quedan como resultado de nuevas pavimentaciones que dejan al nivel anterior las tapas del alcantarillado y ¡boom!…llega el janazo. Los baches orinoco son devastadores por su efecto sorpresa, ¡nadie espera un bache en una concurrida arteria!

Estos son solo algunos tipos de baches. Usted quizás nombre otros. De todos modos confío en el pronto surgimiento de los bacherólogos; con sus estudios mejoraremos las clasificaciones, y hasta quién sabe y los nuevos entendidos motiven a las autoridades y empresarios encargados de los viales para que al fin extirpen del camino los baches nuestros de cada día.

Foto: El Revolcón, base de datos nacional del hueco
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