Fotos: Alejandro ramírez Anderson
A Ismael los secretos de la tierra le llegan por los pies descalzos. “Los zapatos no se hicieron pa´ mí”, dice y provoca la mirada increpadora de Consuelo. Sabe todo de la yerba, todo de las raíces bajo los troncos gruesos, sabe qué se callan las piedras, y qué guarda la humedad de las mañanas limpias y luminosas del campo. Cosas raras le confían las hojas secas cuando crujen. En el Cafetal del Padre lo acompaña siempre Palomo, rebautizado por él. “Cariñoso no es nombre pa´un perro que pastorea ganado”.