Loading Yeli: hacia el comercio de videojuegos en Cuba

Este año en Arte en la Rampa hubo algo inusual. Un stand no se vaciaba de niños que pedían jugar con Yeli, el personaje central de un nuevo videojuego en desarrollo completamente made in Cuba.

Isla Gráfica es el nombre del proyecto que tuvo la inciativa y por primera vez expuso su versión demo al público, para copiarlo gratuitamente e invitar a comprar toda una serie de jarras y pullovers con la imagen del mencionado Yeli. Una técnica de merchandising poco usual entre los emprendedores cubanos.

Los creadores trabajan para tener en diciembre una versión completa del juego, con diez niveles originales, por la cual sí habría que pagar algún precio todavía no determinado y dirigido al mercado nacional. Todo un reto, teniendo en cuenta que el mercado interno no está adaptado a comprar software, sino a obtenerlo a través de informáticos o del paquete semanal, mediante la piratería.

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Pero el colorido universo ideado por el joven Yoel Brito y su equipo, puede haber llegado para “escribir la historia de los videojuegos en Cuba”, según palabras de sus creadores. Cierto es que, por primera vez, integrantes del sector privado trazan estrategias de marketing para un juego electrónico propio, haciéndolo en un contexto donde existen las iniciativas (que algunas veces terminan subiendo a Google Play, con la ayuda de terceros fuera del país), pero no se ha promovido un canal oficial para vender estas creaciones. En el caso de Isla Gráfica, ese canal ha sido el Fondo Cubano de Bienes Culturales, FCBC.

A este punto, resulta necesario especificar que se habla de productos de particulares. Softwares educativos y juegos han sido creados por instituciones estatales como los Joven Club de Computación y Electrónica, o la alianza entre los estudios de Animación del ICAIC y la Universidad de Ciencias Informáticas. De ahí se han promocionados dos juegos de sugerentes nombres: La Super Claria y La Chivichana.

Iniciativas desde la Graphic Island

Diseño de un nivel del juego en desarrollo
Diseño de un nivel del juego en desarrollo

Como mismo el nombre de Isla Gráfica había migrado hace un tiempo del español al inglés, también el juego Yeli fue en sus inicios llamado Awesome Jelly. Durante las negociaciones con el Fondo Cubano de Bienes Culturales, ya pensando en la comercialización del juego, los creadores cambiaron el nombre a una escritura más cercana al contexto cubano, pero igual de pegajosa al oído.

Yoel Brito es graduado de la Academia de Arte San Alejandro, de La Habana, condición que le facilitó obtener el carnet del FCBC. Aunque se especializó en pintura, rondaba a menudo por la cátedra de arte digital, vertiente por la cual terminó absorbido. “Aún lo sigo estudiando, ese campo no para de avanzar. Me será difícil volver a pintar en un lienzo algún día”, asegura el joven que obtuvo un premio Close up Vallarta 2011, en México, por su videoarte Fallas de origen.

Aunque Isla Gráfica surge con una inclinación hacia la industria del audiovisual, la atención giró pronto hacia el tan discutido octavo arte: los videojuegos. Yoel recuerda que la idea fue de un programador que trabajó algún tiempo con él, mucho antes de que se incorporara Edgar Rodríguez, su actual socio. Mucho más callado que Brito, Edgar tenía un camino andado en desarrollo web cuando se unió a Isla Gráfica, apasionado también por el tema de los videojuegos, y justo a tiempo para empezar a preparar la versión final de Yeli. Todo esto mientras empieza su último año para graduarse como Ingeniero Informático en la CUJAE.

Antes de Yeli, habían sido diseñados por Isla Gráfica juegos como Dale que te pega, jocosa interfaz que aprovechaba las rivalidades entre los seguidores de los dos mejores futbolistas del mundo, previo a la Copa Mundial de 2014. Más tarde, llegó Breaking Bubbles, aplicación que recaudó 16 euros en Google Play gracias a la colaboración de una amiga en España, quien puso el software a su nombre y tarjeta de crédito. Desde el comienzo, los juegos diseñados por Yoel tuvieron contaron con el apoyo musical de un gran compositor cubano, Edesio Alejandro, con quien Brito trabaja en otros proyectos.

Awesome Jelly (ahora solo Yeli) nació en la forma de un juego runner, evidente en la versión demo donde el personaje sortea una indetenible carrera. Pero la versión completa será un juego de plataforma, con el paradigmático Super Mario como estandarte del género: guiar al personaje a tu ritmo, sortear obstáculos, descubrir pistas, recolectar puntos. Niveles complejos que no todo el mundo jugará de la misma manera. Un mayor reto creativo para los autores.

“Nuestro mayor problema ahora es el tiempo, porque con todo el esfuerzo dedicado a la venta de la artesanía parece difícil terminar antes de diciembre un juego de plataforma, con el diseño de todos sus niveles y la programación”, advierte Yoel.

Por suerte, Isla Gráfica es también un asunto familiar, según cuenta Arisleidy Palacio, esposa de Yoel. No solo la venta final, sino el encargo de los productos de mercadería, las gestiones, presupuestos… gran parte de todo eso recae en la pareja. Por otra parte, la madre de Yoel fue la promotora de vender artesanías, y ha apoyado con la (inmensa) mayor parte de la inversión inicial. Ella es artesana, también del Fondo.

Y otra función, muy especial, la cumplen los niños de la familia. “Nuestro hijo, y el hijo de mi prima, son los testeadores oficiales del juego. Lo usan constantemente.”

Yeli se encamina hacia el mercado

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El logo de Isla Gráfica es una polimita, un caracol autóctono cubano. Para el creador del proyecto, la cubanía del juego representa un valor añadido: “Es un juego que yo le estoy poniendo la bomba, y creo que sí, que va a gustar. El hecho solamente de que sea un juego hecho en Cuba, que hay pocos, hace que la gente se sienta identificada con él”.

Edgar y Yoel tienen ya un guión hecho, pero siguen buscando alternativas para que a la gente le interese más el juego que planean lanzar en FIART. Actualmente, se encuentran haciendo las gestiones para contratar el servicio de micropago por SMS a través de la empresa DeSoft.

“Por 9 centavos, daríamos un paquete de puntos, con los cuales el usuario puede escoger qué hacer Cada jugador podría pasarse el juego sin el micropago, pero le va a costar mucho más trabajo: va a tener que repetir niveles para obtener los puntos necesarios para comprar cosas.”, asegura Brito.

Esta alternativa ha sido probada en Super Claria y La Chivichana, los dos juegos producidos por la EGREM, el ICAIC y la UCI con música del grupo Buena Fe. De acuerdo con entrevista que concediera uno de sus productores al sitio CubaSí, su estrategia de micropago servirá para descargar la versión completa por mensaje, a un costo de 16 centavos. El usuario que esté conectado a una zona wifi podría probarlos gratuitamente por una hora.

La sana competencia no le viene mal a ninguna industria, ni a la de los videojuegos. En el mismo artículo de CubaSí, se dijo que el ICAIC y la UCI planean sacar dos ofertas más, también para diciembre próximo, mes en el que Isla Gráfica quisiera lanzar a Yeli.

Jarras, pullovers: hacia un merchandising posible (y costoso)

A los emprendedores se les reconoce por invertir en algo que les gusta hacer, por perseguir sueños sin garantía de éxito. Eso lo tienen en común Isla Gráfica como otras tantas iniciativas que surgen en el cambiante escenario económico cubano. El merchandising ha sido oportunidad y riesgo para estos muchachos, que invirtieron más de 2 mil CUC en pullovers, agendas, libritos, jarras, y posters con la imagen de Yeli y su mundo.

“La inspiración fue sencilla.”, dice Yoel. “Fuera de Cuba, para cada juego que se lanza se vende una mercadería increíble. Y no en una, sino en varias ferias. Esa gente te diseña libros, pullovers, jarras, películas, cortos de animación. Creo que todo eso es parte del universo creativo.”

Todavía Isla Gráfica no es una entidad sustentable. Lo vendido en Arte en la Rampa, que casi termina, ni se acerca a la inversión inicial. Las ganancias actuales se dedicarán a la compra y grabación de los discos con el juego original, pero aún tienen que pasar unas cuantas ferias exitosas para empezar a ver un negocio lucrativo.

¿Qué tiene que pasar para que Isla Gráfica sea sustentable?

“Que la gente nos siga. Con la venta del juego, no estamos apostando que nos compren pocos y paguen caro, sino que nos compren muchos muy barato.”

No obstante, las circunstancias actuales del consumo cultural en Cuba afectan también a los juegos electrónicos. Resultará un reto vender a Yeli en tiempos del paquete semanal, donde los cubanos tienen a su disposición grandes cantidades de información a precio de mayorista. Aplicaciones, antivirus y juegos de las grandes compañías: software de la mejor calidad se compra a precios irrisorios comparados con su valor real en el extranjero.

“Vender software aquí es una dificultad, por el tema que no se hacen valer los derechos de autor, y la gente simplemente lo copia. Pero estamos apelando a que algunas personas compren nuestros juegos en la feria, y además exista el micropago para compensar”, puntualizó Edgar, programador del proyecto. De todas formas, los miembros de Isla Gráfica coinciden en que están transitando un territorio inexplorado, y se encuentran a la espera de la reacción del público.

Sin embargo, el hecho de ser outsiders del Paquete tiene sus beneficios, piensa Yoel: “Ese es un medio de comunicación muy de aquí para allá, muy unidireccional. En la Feria interactúas más con la gente.”

Por el stand de Isla Gráfica pasan muchas personas, aunque no siempre compren. Al principio, los niños y padres tenían miedo de tocar la laptop con la colorida interfaz puesta a disposición del público; ahora regresan de casa con la memoria flash para copiar la demo gratuita. Iniciativa suficiente para Yoel y Edgar, que se han entregado por completo a esa industria del entretenimiento, y quisieran seguir diseñando personajes como Yeli para videojuegos autóctonos cubanos.

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