Charo es una mujer muy activa. En este momento camina con dificultad, por una lesión en su pie, no relacionada con el cáncer de pulmón que padece. La conozco de toda la vida porque es vecina de mi madre y crecí en la cuadra en la que vive. No hace falta mucho para que acceda a conversar conmigo sobre su experiencia usando la vacuna cubana contra el cáncer de pulmón y sobre su enfermedad.
¿Cuándo le diagnosticaron el cáncer? —le pregunto.
“En julio de 2017, después de una neumonía muy fuerte y el jueves 31 de agosto de ese año recibí mi primer suero. Desde entonces ha habido momentos de empeoramiento y de mejoría”, me comenta.
Charo es una paciente excelente, lleva un control milimétrico de su tratamiento. En su teléfono guarda las fotos de las tres hojas donde, a lo largo de estos seis años, se anotan los ciclos de quimioterapia recibidos. Todas firmadas por su médico, el doctor Miguelito, para quien se deshace en elogios, lo mismo que para Zaida, enfermera, que “tiene su carácter —dice— pero gracias a ella esa sala funciona tan bien”.
¿Fumaba usted? —inquiero y sonríe con picardía.
“Yo empecé a fumar en el año 1967, con 12 años, cuando me bequé en La Habana. Ahora tengo 68. “Así que —saca cuenta— llevo cincuenta y cinco años fumando”.
Cuidadosamente dobladas y protegidas por un plástico tiene los informes de sus tomografías, desde 2018. Aunque faltan algunas, puedo observar que en 2019 su cáncer aumentó de tamaño. En el siguiente estudio, después de un nuevo ciclo con quimioterapia, el tumor disminuyó y se mantuvo estable hasta 2023 en que comenzaron a aparecer nuevamente adenopatías —ella las llama “ganglios”.
“El cáncer de pulmón no se cura —me explica— pero hay medicamentos, como la vacuna, que no previene la enfermedad, pero prolongan la vida. Yo estoy usando Cimavax desde 2020, cada 28 días y ya quiero descansar. A fin de cuenta ya conocí a mis nietos y los tratamientos me han alargado la vida bastante. En la última consulta hablé con Miguelito y me dijo que me iba a alargar los ciclos…”.
¿Qué es el cáncer?
Todos estamos compuestos de billones de células que crecen y se reproducen. Cuando una presenta alguna anomalía o ha envejecido, por lo general, muere. El cáncer surge cuando las células anormales se reproducen descontroladamente, pudiendo superar en número a las células sanas e interfiriendo en el normal funcionamiento del cuerpo.
Existen muchos tipos de cáncer y estos toman el nombre de la parte del cuerpo donde se originan. Luego, el cáncer de pulmón sería el resultado del crecimiento descontrolado de células anormales en esa región del cuerpo.
La importancia del cáncer de púlmón para la salud pública es evidente. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es el segundo más común en el mundo. En 2020 se diagnosticaron 2,21 millones de nuevos casos y fue el más mortal, con un total del 1,8 millones de defunciones en ese año. Esto representa el doble de defunciones del cáncer colorrectal, que es el que le sigue en la lista y que en ese año produjo 916 mil fallecimientos.
En Cuba el cáncer de tráquea, bronquios y pulmón (vías respiratorias) es la primera causa de muerte dentro de las patologías oncológicas. De 2016 a 2021 fallecieron por esta causa en el país 33 444 personas. Esto implica un promedio de 5 574 defunciones en ambos sexos. La tasa se mantiene estable, sobre los 50 fallecimientos por cada 100 mil habitantes1.
¿Cómo se clasifica el cáncer de pulmón?
El cáncer pulmonar está dividido en dos grupos principales, cáncer pulmonar de células pequeñas y de células no-pequeñas. El tipo de cáncer determina las opciones de tratamiento.
El cáncer de pulmón de células pequeñas (SCLC, por sus siglas en inglés) representa aproximadamente el 15 % de todos los cánceres de pulmón. A menudo crece rápidamente y se disemina a otras partes del cuerpo, incluidos los ganglios linfáticos, los huesos, el cerebro, las glándulas suprarrenales y el hígado. Este tipo de cáncer está altamente asociado con el tabaquismo, de hecho, menos del 5 % de los pacientes diagnosticados nunca han fumado.
El cáncer de pulmón de células no pequeñas (NSCLC, por sus siglas en inglés) es responsable del 85 % restante de los diagnósticos y se divide en tres categorías, según la apariencia y otras características de las células cancerosas:
- Carcinoma espinocelular (SCC): Representa del 25-30 % de todos los casos de cáncer de pulmón. Está altamente asociado con el tabaquismo y generalmente se desarrolla en la región central de los pulmones.
- Adenocarcinoma:Representa el 40 % de todos los casos de cáncer de pulmón. Este tipo de cáncer generalmente se desarrolla en la región externa de los pulmones.
- Carcinoma de células largas (LCC): Representa el 10-15 % de todos los casos de cáncer de pulmón. Se asocia con un crecimiento tumoral rápido y un mal pronóstico.
¿Qué causa el cáncer de pulmón?
En la actualidad no se conoce qué causa el cáncer de pulmón en cada persona. Sin embargo, se ha avanzado mucho en el conocimiento de la etiología de la enfermedad y en el papel que juega en su desarrollo la combinación de factores ambientales y genéticos.
El 80 % de los pacientes portadores de algún tipo de cáncer de pulmón son o fueron en algún momento fumadores. Abandonar el hábito de fumar disminuye el riesgo, pero no lo elimina.
Otras sustancias también se han relacionado con la aparición de este tipo de neoplasias. Entre ellas tenemos la exposición al radón, el humo de segunda mano; estamos hablando de los llamados “fumadores pasivos”. También la exposición al asbesto, a productos de la combustión del diesel u otros químicos pueden causar cánceres de pulmón.
La genética juega un papel fundamental en el desarrollo de esta enfermedad. Hay más de 100 genes asociados con el desarrollo de la neoplasia de pulmón. Estos se dividen en dos grandes grupos. En primer lugar, están los oncogenes, estos ayudan a controlar cuándo las células crecen, cuándo se dividen para crear nuevas células o cuándo mantenerse vivas. En segundo lugar, están los genes supresores de tumores, que controlan la división celular y ayudan a que las células mueran en el momento oportuno.
La sobreexpresión de algunos de estos genes como consecuencia a la exposición a factores ambientales y al tabaquismo provoca un crecimiento descontrolado de las células tumorales en el pulmón. Esto ocurre porque estas células desarrollan sustancias como el receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR, por sus siglas en ingles).
El gen EGFR se encuentra localizado en el cromosoma 7 y da origen al receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR), que participa en la multiplicación y supervivencia celular. La proteína EGFR, bajo las condiciones correctas, puede estimular la división celular, lo que es positivo. Sin embargo, su “sobreexpresión”, cuando hay demasiadas de ella, está presente en aproximadamente 60-85 % de los carcinomas espinocelulares y en el 50 % de los de células grandes y los adenocarcinomas. En el caso del cáncer de pulmón de células pequeñas no ocurre así, de hecho se puede ver tan sólo en el 5 % de estos casos.
Un largo camino
En 1995 comenzaron los estudios para desarrollar una vacuna cubana contra el cáncer de pulmón avanzado. Para entonces ya se conocía la relación entre el EGFR y la proliferación (multiplicación) descontrolada de las células tumorales, la creación de nuevos vasos sanguíneos para nutrir al tumor, lo que se conoce como angiogénesis. Asimismo, se sabía que la proteína era responsable de bloquear señales “antiapoptóicas”.
La apoptosis o muerte celular programada consiste en una serie de mecanismos que utiliza el organismo para deshacerse de células innecesarias o anormales. El EGFR interfiere en este mecanismo en las células cancerosas, al tiempo que favorece la invasividad del tumor, que no es más que su capacidad de extenderse a los tejidos que lo rodean y la capacidad hacer metástasis, las siembras a distancia.
El mecanismo de acción de la vacuna cubana contra el cáncer de pulmón avanzado (Cimavax-EGF) no se basa en atacar al receptor sino al factor del crecimiento epidérmico (EGF), para evitar que se desencadenen los mecanismos que explicaba antes. Ellos son los responsables, en gran medida, de la aparición del cáncer.
¿Cómo funciona este mecanismo?
Pues, del mismo modo que la unión de una llave y el interruptor de un vehículo. La unión del factor de crecimiento epidérmico y su receptor (EGF-EGFR) echa a andar el motor de las células tumorales y hace que se multipliquen descontroladamente. Sin “la llave”, puede haber “muchos interruptores”, pero “el motor no arranca” y la proliferación de las células cancerígenas, la angiogénesis y los mecanismos que evitan “el suicidio” de las células, es decir, la apoptosis, se detiene.
¿Cómo está constituida la CIMAvax-EGF?
La vacuna cubana, desarrollada por el Centro de Inmunología Molecular, está constituida por factor de crecimiento epidérmico (EGF) obtenido de manera artificial, una proteína transportadora a la que se une el EGF y una solución en la que se disuelve la mezcla para que pueda ser administrada. El objetivo es generar una respuesta de nuestro sistema inmunológico (de defensa) que reconoce al EGF como un enemigo y lo inactiva. Recordemos que, sin “la llave”, el motor celular del cáncer no arranca.
Desde 2014 este fármaco forma parte del cuadro básico de salud de nuestro país y ha sido administrado como medicamento de segunda línea, es decir, para apoyar la quimioterapia a miles de pacientes con cáncer de pulmón avanzado dentro y fuera de Cuba. Para eso antes tuvo que pasar un largo proceso que incluyó diversos estudios preclínicos y de Fase I y II, en los que se determinó primero que era segura y que su formulación generaba la mayor respuesta posible del organismo.
Otros estudios también demostraron que Cimavax-EGF incrementaba considerablemente la supervivencia de los pacientes de cáncer de pulmón avanzado cuando se combinaba con quimioterapia en comparación con los que solo recibían el mejor tratamiento convencional disponible.
Un elemento interesante de esta vacuna es que aquellos pacientes con una “buena respuesta inmunológica”, demostrada a través de estudios de laboratorio, tendrán una mejor supervivencia que los que tienen una “pobre respuesta”. Lo anterior es lógico porque se trata de una vacuna que busca activar las defensas del organismo.
A lo largo de estos años y como parte de una estrategia de sus creadores se han desarrollado varios estudios de distintas fases en diversos países para probar la seguridad y efectividad de la vacuna cubana. También se ha evaluado de manera combinada con otros fármacos con el fin de crear nuevas estrategias de tratamiento contra el cáncer de pulmón. Esto ha permitido, además, establecer alianzas, obtener financiamientos y abrir mercados para Cimavax-EGF, que es la primera vacuna registrada contra el cáncer del pulmón avanzado en todo el mundo.
La opinión del experto
OnCuba tuvo la oportunidad de entrevistar al Dr. Miguel Mola Corrales, especialista de segundo grado en Oncología, verticalizado en cáncer de pulmón, del Centro Oncólogico de Holguín. El especialista lleva años trabajando directamente con este medicamento y es además el médico de Charo.
¿Cómo se aplica CIMAvax-EGF?
Cimavax-EGF está diseñada para inducir respuesta humoral (de anticuerpos) contra el factor de crecimiento epidérmico (EGF). Se indica siempre 72 horas antes de una dosis baja del citostático “Ciclofosfamida”, para eliminar los linfocitos T (células de defensa) circulantes, “educados” en otros antígenos y que los que renuevan esa población se “eduquen” contra el EGF.
¿En su experiencia, la sobrevida de los pacientes mejora con la aplicación de la vacuna?
En términos de eficacia clínica, sobre todo en pacientes diagnosticados en las etapas clínicas IIIB y IV, (cáncer de pulmón avanzado), es espectacular, con supervivencia global libre de progresión (sin que se desarrolle la enfermedad), por encima de los 2 años. Sobre todo, en pacientes que al finalizar la quimioterapia muestran enfermedad estable.
No se ha probado concurrente con la quimioterapia pues el efecto inmunosupresor de la quimio anula el efecto de inmunidad activa de la vacuna terapéutica. En pacientes con respuesta completa a la quimioterapia la eficacia es menor.
¿Existen otros preparados cubanos de inmunoterapia que se utilizan contra el cáncer de pulmón?
Sí, tenemos dos preparados más de inmunoterapia: el anticuerpo monoclonal murino humanizado “Nimotuzumab”, también conocido como CIMAher, dirigido contra el EGFR y el anticuerpo antiidiotipo “Racotumomab” o Vaxira. CIMAvax y CIMAher actúan sobre la misma ruta de trasmisión de señales. Cimavax actúa sobre la molécula señalizadora y CIMAher sobre el receptor (la llave y el interruptor de nuestro ejemplo, respectivamente).
CIMAher se utiliza en dosis de 200 mg por 6 semanas y después cada catorce días. Su eficacia es buena en cualquier caso y se puede administrar de manera concurrente con la quimioterapia. Se indica como tratamiento de segunda línea o terapia de mantenimiento hasta en los casos con respuesta completa.
Otro uso de este medicamento es en la reparación del tejido pulmonar afectado por la COVID-19, que suele ser exagerada e hiperreactiva. CIMAher bloquea EGFR y de esta manera se ordena la reparación y se hace más eficaz. Tuvo resultados excelentes en revertir la fibrosis postcovid.
Finalmente, doctor: ¿cree que algún día se logre el objetivo de convertir al cáncer, en particular al cáncer de pulmón, en una enfermedad crónica no trasmisible como la hipertensión o la diabetes?
Ya hay casos en los que el carcinoma de pulmón de células no pequeñas, tratado con cualquiera de los productos biotécnológicos cubanos, es una enfermedad crónica no trasmisible. Significa que la enfermedad está presente y es visible en estudios de imagen, pero no manifiesta síntomas clínicos ni de estar progresando. Incluso con el uso de la vacuna, cuando aparecen metástasis, la progresión es más lenta que si se retira.
Para recordar
El cáncer no es más que el crecimiento descontrolado de células anormales que interfiere en el normal funcionamiento del organismo.
El cáncer de pulmón es el más frecuente en el mundo y en Cuba, y el que mayor mortalidad genera. Se clasifica en dos grandes grupos: de células pequeñas y no pequeñas.
Esta enfermedad ocurre como consecuencia de la interacción de factores ambientales, fundamentalmente el hábito de fumar y alteraciones genéticas.
La sobreexpresión del receptor del factor de crecimiento epidérmico (EGFR) se ha observado en un porciento importante de cáncer de células no pequeñas, lo que lo convierte en una “diana” de la inmunoterapia en el tratamiento del cáncer.
Cimavax-EGF es la primera vacuna en el mundo contra el cáncer de pulmón; no es una tecnología preventiva y si de tratamiento de la enfermedad. Su mecanismo de acción consiste en generar una respuesta inmunológica contra el factor de crecimiento epidérmico, la llave que activa el EGFR.
Se ha demostrado en diversos estudios en Cuba y otros países que este compuesto es seguro, efectivo y permite alargar la vida de los pacientes con cáncer de pulmón avanzado.
Existen otros dos productos biotecnológicos cubanos que son útiles en el tratamiento del cáncer de pulmón y que han tenido buenos resultados.
Según nuestro experto ya hay pacientes tratados con Cimavax y CIMAher en los que el cáncer de pulmón se comporta como una enfermedad crónica no trasmisible.
Nota:
1Fuente: Anuario Estadístico de Salud (2017-2022).
¿Cómo se producen y aprueban las vacunas?
La obtención de una vacuna no es proceso sencillo. Puede demorar décadas la obtención de un producto que pueda ser administrado a millones de personas con la certeza de que será seguro y, además, efectivo. Para eso estas importantes herramientas médicas deben pasar por distintas fases de estudio, las que veremos a continuación.
- Fase preclínica: Antes de experimentar en humanos primero se hacen estudios de tolerancia y eficacia en animales para evaluar la seguridad de la vacuna candidata y su capacidad inmunógena, o capacidad de provocar una respuesta inmunológica.
- Fase I: En esta fase se evalúa la nueva vacuna en un pequeño número de humanos, en general menos de 100 adultos, para verificar su seguridad y efectos biológicos. Esta fase puede incluir estudios de dosis y vías de administración.
- Fase II: Una vez que la vacuna fue considerada segura en la Fase I, se necesita un grupo más grande (generalmente entre 200 y 500 candidatos) para monitorear seguridad y determinar eficacia del medicamento.
- Fase III: Tiene como objetivo evaluar de forma más completa la seguridad y la eficacia en la prevención —en este caso, el tratamiento— de las enfermedades e involucran una mayor cantidad de voluntarios que participan en un estudio multicéntrico (varios hospitales) adecuadamente controlado. Pueden incluir cientos a miles de humanos en uno o varios países. En general es el paso anterior a la aprobación de una vacuna.
- Fase IV: Son los estudios que ocurren después de la aprobación de una vacuna en uno o varios países. Estos estudios tienen como objetivo evaluar cómo la vacuna funciona en el “mundo real”. En general son los estudios de efectividad y también siguen monitoreando los eventos adversos.
Cimavax-EGF cuenta con varios estudios de Fase III en diversos países, entre ellos Estados Unidos, Inglaterra y Canadá. En Perú se encuentra en fase de aprobación.